Heraldo-Diario de Soria

Historia

El puente de un pueblo de Soria sobre una laguna sin agua que costó 110 ducados

La obra de esta laguna, tristemente famosa por un doble asesinato, se ejecutó en 1599 y corrió a cargo de Bernardo de Sopeña, si bien éste la traspasó a Martín de Mentegui, residente en San Felices

Vista de la localidad de Añavieja.HDS

Publicado por
José V. de Frías Balsa
Soria

Creado:

Actualizado:

Si recientemente nos ocupábamos de la gracia y las desgracias por las que hubo de pasar Bartolomé de Sopeña, con motivo de la construcción de la calzada y puente llamado de Vozmediano, en esta ocasión tratamos del documentado como «la puente de La Laguna que se pasa para el lugar de Añavieja». Localidad, ésta, que a mediados del siglo XVI, contaba con 22 vecinos, de los 1.388 que pechaban en la receptoría de realengo de Ágreda. Sólo el despoblado de Conejares, uno de los quince lugares que componían la comunidad, contaba con menos vecinos, en concreto con seis.

Laguna tristemente famosa por el doble asesinato cometido en el parador o venta de La Laguna, el 10 de diciembre de 1907, cuando Antonio Malladas Gosat, primo del regeneracionista Lucas Malladas y administrador de la finca, mató a Alejandra Hernández Pérez, de sesenta y cuatro años, y a Agustina García Hernández, de treinta y dos, madre e hija, ambas naturales de Muro. Pero vayamos al tema, pues de este suceso tenemos recopilados ciento veinte y cinco folios.

En Saelices, hoy San Felices, aldea de esa villa, el 31 de octubre de 1599, manifestaba Bernardo de Sopeña, vizcaíno, que en él se había rematado la fábrica del puente en la cantidad de 110 ducados. Las condiciones del contrato contemplan que se obligaba a hacer «la puente una vara en alto de lo que ahora está y se haya de desanchar media vara más por la parte de arriba, haciendo en ella tres ojos vueltos en arco y dos albercas, los ojos llevando dos pies y medio de ancho y de alto lo que requiere conforme al arte, y las albercas con otro tanto anchor llevando cubiertas las albercas de piedra, arena».

Así las cosas, el maestro, por ciertos motivos, no podía cumplir con lo convenido y concertado por lo que hacía e hizo cesión y traspasaba y trapas la obra en favor de Martín de Mentegui, residente en dicho lugar de Saelices. Éste llevaría a fin los trabajos con las traza y condiciones que habían sido establecidas «por precio de ciento y diez ducados dando luego cuatrocientos reales», como se había estipulado en el remate efectuado.

El mencionado día y en la misma aldea Martín de Mentegui, de acuerdo con la postura hecha por Sopeña, como estaba obligado a dar fianzas, en la mejor vía y forma que había lugar en Derecho dio por tales a Juan Gómez, Miguel Pablo, Francisco Castellano y Blas Ximénez, todos vecinos del lugar, que se hallaban presentes y aceptaron y se constituyeron por fiadores.

Y el citado Martín, como principal, y los dichos, como sus fiadores y llanos pagadores, se obligaron con sus personas y bienes muebles y raíces, habidos y por haber, a que el constructor «hará la dicha puente de la Laguna y de la manera y de la traza que está en la postura hecha por el dicho Bernardo de Sopeña y por los dichos ciento y diez ducados dentro de cuatro meses primeros siguientes con los surcos y alberca y ojos y anchor y altor y largor que en la dicha postura se contiene».

Caso de no hacerlo, cumplir y acabar como dicho es, la Villa de Ágreda estaba facultada para buscar oficiales que terminasen la fábrica a costa del maestro y fiadores. También, por lo que costare, se les podía ejecutar judicialmente y además de ello estaban obligados a «devolver y restituir todo lo que pareciere haber recibido el dicho Martín de Mentegui».

También el citado 31 de octubre de 1599 parecieron presentes Juan Ruiz Manrique, vecino de Añavieja y procurador de los lugares de la tierra de Ágreda, y Juan Alonso, vecino de Castilruiz, y dijeron «que ellos han visto y han estado presentes al hacer la fianza que el dicho Martín de Mentegui ha dado y la han visto y entendido por lo cual ellos aprobaban y aprobaron la dicha fianza y la daban y dieron por bastante y suficiente y abonada y se obligan a que cumplirán todo lo que a ellos sean obligados».

Habrá que esperar hasta que en Castilruiz, el 7 de noviembre de 1602, volvamos a tener nueva referencia escrita sobre el tema en cuestión. No es otra que la proporcionada por Martín de Ezpeleta, vecino de Matalebreras, quien, en virtud del poder que tenía del vizcaíno Martín de Mentegui, testificado por ante Pedro de Frutos, escribano del número de la villa de Ágreda, se daba por contento y pagado y confesaba haber recibido de Martín Ruiz, procurador de los lugares de la tierra de Agreda, a cuenta de Francisco de Sauca Quintana, mayordomo que fue de los propios de la dicha villa, de 2.080 rs. «Por hacer la puente y calzada de la laguna que pasa por Añavieja».

tracking