400 personas claman contra el cierre provisional del centro agredeño

 

Guerra abierta entre la Plataforma en contra del cierre de la Sor María y el presidente en funciones de la Diputación, Antonio Pardo, al que desde el colectivo se culpa de la situación de la infraestructura agredeña. Cerca de 400 personas se dieron cita ayer ante la Diputación para protestar por el cierre inminente de la Sor María, pidiendo la dimisión de Pardo antes y durante el Pleno celebrado ayer en la institución.

La mañana vivida ayer en el interior del Palacio provincia fue más tensa de los esperado debido a unos pocos que se excedieron a la hora de mostrar su rechazo a la decisión tomada por la Diputación de cerrar provisionalmente la Sor María. Sobre las 10:20 horas comenzaba la protesta organizada por la plataforma con la llegada de los vecinos de Ágreda desde la dehesa donde les dejó el autobús. La protesta, con la portavoz del PP en Ágreda y a la sazón portavoz de la Plataforma, Pilar Ruiz a la cabeza, transcurrió por los cauces de la normalidad y tras las diferentes consignas reclamando que se reabra la admisión de residentes y exigiendo que no se cierre la infraestructura. En la protesta también destacó la presencia del alcalde agredeño, Jesús Manuel Alonso. Los sindicatos también quisieron sumarse a la protesta y al termino de la misma, casi la mitad de los asistentes a la protesta accedieron al interior del Palacio para situarse en la puerta de entrada al salón de Plenos.

Una vez allí continuaron gritando consignas del tipo, «No al cierre» o «Ágreda unida jamás será vencida» al que luego incorporaron «Pardo dimisión» o «Pardo dimite el pueblo no te admite».

El momento de más nervios de la mañana se produjo cuando los diputados del PP salieron de una sala próxima al salón de Pleno para ocupar sus asientos y en el trayecto de apenas 20 metros la acumulación de gente y nervios provocó escenas esperpénticas. Cuando la fila de diputados populares avanzaba la gente perdió ligeramente los papeles y se dedicaron a increpar a los diputados que avanzaban como podían precedidos de un guardia de Seguridad. El blanco de todas las iras fue el presidente en funciones de la Diputación que aguantó estoicamente las embestidas de la gente que colapsaba la entrada y que incluso llegaron a zarandearlo. Otro de los más afectados por la ira popular fue el diputado por Ágreda, Agustín Ruiz.

La escena se repitió con el diputado de Ides, Pedro Frías, aunque con menor intensidad, y también con el PSOE, aunque en este caso la aparición del alcalde agredeño, Jesús Manuel Alonso, tornó los pitos por aplausos. Hay que destacar que tras el paso de los diputados del PP, hubo que avisar a otro de los guardias de seguridad del Palacio para evitar incidentes.

Otro de los momentos de nervios se vivió cuando se abrió el Pleno al público. La gente quería entrar a toda costa a pesar de que la capacidad de la sala es sólo de 30 personas. Los guardias de seguridad hubieron de emplearse a fondo para convencer a la gente y evitar los empujones. La presencia de muchos ancianos hacía temer por la seguridad de los mismos, aunque no hubo ningún incidente que lamentar.

Durante el Pleno siguieron oyéndose consignas desde la gente que se había quedado fuera. Por su parte dentro de la sala el comportamiento fue exquisito. Al final del Pleno una señora intentó tomar la palabra e increpó a Pardo , recordándole que los terrenos de la residencia fueron cedidos por una particular y que no se podían utilizar para otro fin. Tras el Pleno, 4 agentes de la policía nacional colaboraron en el desalojo de los manifestantes y a pesar de las reticencias de algunos se produjo sin mayores incidentes y y dentro de una absoluta normalidad.