Heraldo-Diario de Soria

VINUESA

Conmemoran 'La Pinochada', una batalla legendaria ganada por sus mujeres

Hombres y mujeres vestidos con trajes regionales se enfrentan con ramas de pino. C. Serrano-

Hombres y mujeres vestidos con trajes regionales se enfrentan con ramas de pino. C. Serrano-

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ICAL
Soria

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Las mujeres de Vinuesa, casadas y solteras, ataviadas con el traje de piñorra y con ramas de pino en mano, fueron hoy las protagonistas de la 'Pinochada', un acto que conmemora la batalla librada hace casi seis siglos entre los visontinos y el pueblo cercano de Covaleda por hacerse con la imagen de la Virgen del Pino.

 

La intervención en combate de las mujeres de la localidad fue crucial para alzarse con el triunfo. Así, cientos de años después, las mozas del lugar, en recuerdo de sus heroínas antecesoras, recogen el testigo de tal exitosa hazaña en el marco de las fiestas de la Virgen del Pino y San Roque.

Cuenta la leyenda que el motivo de disputa fue la pugna de los dos pueblos por la posesión de la Virgen, aparecida en un pino de adscripción dudosa a uno u otro municipio, con raíces pertenecientes a Vinuesa y ramas a Covaleda.

Dos son las cofradías que organizan y participan en la 'Pinochada': la de Nuestra Señora del Pino, formada sólo por casadas, y la de San Roque, exclusivamente de solteras. Cada hermandad cuenta con sus propios personajes: capitán, alférez y sargentos.

 

Así, a las 10.30 horas de este martes los vecinos de Vinuesa se concentraron en la ermita de La Soledad, donde celebraron una misa solemne. Seguidamente, se procedió a la entrega de los pinochos, la apreciada arma de combate.

Posteriormente, tuvo lugar la bendición de éstos en la Parroquia de Nuestra Señora del Pino, seguida del tradicional simulacro de combate de 'La Pinochada'. Ya preparados y preparadas, mujeres y hombres, casados y solteros, la batalla dio comienzo con el enfrentamiento, en primer lugar, de los hombres. Éstos se situaron en fila, agarrados uno a otro y con el sable desenvainado y la rodela o escudo de protección. La música reprodujo entonces el paso de ataque para iniciar el combate, que consiste en dar vueltas cada bando alrededor de la plaza, juntándose en momentos determinados para atacar descargando sablazos sobre los adversarios; unos y otros se protegen con los escudos. La ceremonia se repite en tres ocasiones, quedando victoriosos en la lucha los casados.

 

A continuación, las mujeres de cada bando tomaron el relevo, las cuales realizaron los mismos actos previos que los hombres; se organizaron en posición de batalla en la plaza, agitando las capitanas las banderas y portando cada una el pinocho. En esta ocasión, la lucha tuvo lugar entre casadas y solteras, resultando finalmente triunfantes el bando de Nuestra Señora del Pino, las casadas.

Como manda la tradición, una vez concluida la batalla, las mujeres se dirigieron a sus hombres con la frase ‘de hoy en un año’ al tiempo que comenzaron a repartir indiscriminadamente inesperados pinochazos y, éstos, resignados, se sometieron a castigo, dando gracias a sus hijas, esposas y madres porque gracias a su intervención hoy son los vecinos de Vinuesa los que rinden culto a su Virgen del Pino.

Las mujeres

Las visontinas se engalanan para la ocasión con su atuendo regional, el traje de piñorra. Consiste en una falda de paño rojo con tres cintas negras de terciopelo en la parte inferior, camisa blanca y sobre ésta un corpiño de seda negra con mangas ajustadas y rematadas en el puño con una cinta roja plisada en pequeñas tablitas.

Otro elemento importante es el mantón de talle, mantón de merino o de Manila, negro, bordado con hilos de vivos colores. El más representativo es el que lleva cuatro flores grandes a la altura de la espalda. Los flecos son de seda. También es de seda el delantal negro, adornado con puntillas, dispuesto sobre la falda. Completan el atuendo unos zapatos abotinados de raso negros con medio tacón y puntera de charol o de piel negra curtida sobre medias blancas de punto y tupidas.

Los hombres

El traje típico masculino se compone de un calzón marrón con cintas de colores de adorno y para ajustarlo a la pierna, chaqueta corta en paño grueso o pana rayada de color marrón oscuro con los puños abiertos llenos de pasadores metálicos. La camisa está labrada, con cuadros blancos y negros y adornos de pasamenería negra y sobre ésta un chaleco bordado en diferentes colores, de paño por delante y bayeta por detrás.

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