Contra los expolios, inventarios

El robo de la noche del pasado viernes en la ermita de Berlanga es el último capítulo hasta el momento de la triste historia de expolios de la provincia. Si bien es cierto que en los últimos años el número y cuantía de los robos han descendido notablemente, periódicamente se hacen públicos hurtos en recintos sagrados sorianos. La despoblación que azota la provincia, su extensión y la diseminación de los más de 1,000 edificios sacros con los que cuenta la Diócesis de Osma son factores de los que se aprovechan los amigos de lo ajeno. La mejor defensa, como explica el vicario general de la Diócesis, Gabriel Ángel Rodríguez, es tener un buen inventario, para evitar que las piezas robadas se coloquen en el mercado negro. 

El vicario general de la Diócesis explicó la dificultad que tiene la diócesis para hacer frente a los robos «hay dos factores a tener en cuenta, el hecho de que se producen los robos en zonas alejadas y que son pueblo con poca población, estamos abiertos a que quién quiera nos proponga una situación, pero no podemos poner un guardia jurado en cada iglesia, casi debemos dar gracias de que no ocurran más robos». Rodríguez señaló además del robo acaecido el viernes en Brías hace algunas semanas se produjo otro en Valvenedizo. Este medio confirmó que en la citada localidad se sustrajo un arco que había en el tejado de la ermita de Nuestra Señora de la Soledad.