Crisis en los pies del monte

Mucha madera sin cortar y miles de euros sin ingresar. En el monte también hay crisis y sus consecuencias se dejan sentir de lleno en las licitaciones de madera que se convocan, que han caído en picado. Lo atestiguan los expedientes de aprovechamientos que tramita la Junta; y lo evidencian las licitaciones que convocan ayuntamientos y mancomunidades, con mucha frecuencia desiertas. Los expedientes sin ningún postor se acumulan en los cajones: sólo la Mancomunidad de los 150 Pueblos, señera en la venta de madera, acumula una veintena de expedientes desiertos en los últimos cuatro años, con la consiguiente pérdida económica porque es dinero que se deja de ingresar. Importantes desde el punto de vista económico, este tipo de operaciones lo son también desde el punto de vista medioambiental, por la regulación que supone para el monte y, en función de la madera que se trate, para su limpieza y buena conservación.

Los ingresos por aprovechamientos forestales han caído un 67% en los últimos cinco años, lo que da idea de la situación del sector. La venta de madera en Soria supuso en el año 2007 a las entidades propietarias nada menos que 9.626.783 euros, montante que se ha visto reducido hoy a la tercera parte. A partir de ese año se aprecia una caída constante en el precio de la madera, a tenor de los ingresos finales. El descenso mayor tiene lugar en el ejercicio de 2009, según los datos facilitados por la Junta, que cifran en 3,9 millones los ingresos de ese año, frente a los 8,9 del anterior. Mientras, en 2010 los aprovechamientos supusieron 3,6 millones de euros, montante que siguió cayendo al siguiente, aunque de forma sostenida. En el ejercicio de 2011, los ingresos en aprovechamientos forestales se quedaron en 3.211.747 euros, según las citadas fuentes.

«La crisis ha afectado a todo y la caída drástica de la construcción arrastra a lo que está asociado al sector», afirma el jefe de Medio Ambiente en Soria, José Antonio Lucas Santolaya, a la hora de valorar «el bajón importante que ha sufrido el valor de la madera. Muchos rematantes no pueden hacer frente a los precios y estos caen», añade.

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