La crecida del Ucero obliga a cortar la carretera a Valdelinares y el Río Lobos inunda el cañón

Las continuas lluvias de los últimos días y las temperaturas templadas que han facilitado el deshielo han dejado a la provincia con el agua al cuello, y en algunos puntos con un sentido más cercano al literal que al metafórico. Ayer, por ejemplo, fue necesario cortar la carretera a Valdelinares tras la fuerte crecida del río Ucero. El río Lobos, tributario de anterior con su desembocadura a apenas cuatro kilómetros del pueblo, también se desbordó en algunos puntos y tiene inundados los aparcamientos del Parque Natural y las pasarelas peatonales.

En el caso de Valdelinares, los vecinos se encontraron con complicaciones desde primeras horas de la mañana y a las 14.17 horas se dio por oficialmente cortada la carretera SO-P-5117, único acceso de la red asfaltada al conectar la localidad con la CL-SO-920.

 

No obstante los vecinos, «cuatro o cinco», se lo tomaban con tranquilidad. «No pasa nada porque hay un desvío por otro sitio. Si tenemos que ir a El Burgo aún podemos ir». Concretamente «hay un camino que está muy bien por Valdemaluqe hasta Soto y también podemos bajar a Osma», eso sí, con muchas precauciones. Y es que la carretera provincial estaba impracticable. «Pasa algún todoterreno pero no debiera», explicaba una de las vecinas en la tarde de ayer.

 

No obstante, los más veteranos consideran la situación como ‘normal’ en sus años jóvenes, aunque no tanto en las últimas décadas. «Antiguamente, desbordamientos teníamos muchos. De los de semanas y más. Lo que pasa es que ahora llevaba mucho sin llover tanto y en los últimos años no lo habíamos vuelto a ver».