EL BURGO
Revilla: «La imagen que tenemos de Soria es austera, decente y honrada»
El expresidente cántabro abre hoy las cuadragésimas Jornadas de la Matanza del Virrey
Las jornadas de las matanzas en el Burgo de Osma comienzan hoy y uno de los protagonistas de excepción y elegido como pregonero, Miguel Ángel Revilla, muestra su vínculo con Soria a EL MUNDO/DIARIO DE SORIA horas antes de su llegada a la villa burgense.
«La imagen que tenemos de Soria» reconoce el popular político cántabro «es la de una tierra austera, decente y honrada, alejada de la jungla de los listos, con una economía real, no especulativa, de una tierra de buenas personas».
De carácter afable y muy comunicador, una pregunta obligada es sobre su viaje a tierras sorianas. Su respuesta, como su manera de hablar, es franca y directa: «Me llamaron hace un tiempo sobre esta oferta de ser pregonero en las jornadas matanceras en el Burgo de Osma, y debo decir que fueron tantas las bondades de las que me hablaron de estas tierras, y de las excelencias de la arquitectura tradicional y fueron tantas las cosas tan exquisitas que me dijeron de la gente, la tierra, de su gastronomía y su acogida, que enseguida me entraron muchas ganas de venir a esta fiesta lúdica. Y estoy seguro de que no voy a quedar defraudado».
Miguel Ángel Revilla ya estuvo en Soria el año pasado para la presentación de su primer libro ‘Nadie más que nadie’, siendo la única vez que visitaba nuestras tierras, quedando gratamente complacido con la visita del Aula de Machado, lo que más le impresionó. Añade que tiene muchas ganas de ver el Burgo de Osma ya que le han hablado mucho y bien de su monumentalidad, sus gentes y sus tradiciones.
Revilla llegó ayer viernes a última hora de la noche y dará el pregón durante la comida de hoy sábado. Afirma que «nunca he leído un pregón, siempre lo he dicho directamente, sin papeles ni nada. Y mañana en el Burgo voy a dar el do de pecho en el pregón, improvisando y sin leer, a lo que salga».
Repasa Revilla sus memorias cántabras de cuando de pequeño mataban el cerdo en los pueblos. Iban de casa en casa, de vecino en vecino, donde todos compartían con todos, en un ambiente muy auténtico y muy rural. «Esos días de matanza eran fiesta para nosotros los niños, y cuando podíamos, le cortábamos el rabillo al chon, que es como le llamamos al cerdo en Cantabria y nos lo pasábamos entre todos los chicos. Patatas y cerdo han sido la base de nuestra alimentación toda la vida, y le he metido el gancho por la barriga al cerdo en numerosas ocasiones», por lo que el ritual de hoy no le resulta en absoluto extraño.
Confiesa no haber estado nunca en unas jornadas de matanza, por lo que éstas del Burgo de Osma serán las primeras. Al comentarle que va a degustar 22 platillos, queda estupefacto y dice que él no come mucho, pero que estará encantado de probarlo todo, «eso sí, regado con un buen Ribera del Duero, espero, que es el mejor vino que existe y el que más me gusta», confiesa.