«Yo no he rectificado a mis hijos a tortas pero ese día me sobrepasó»

El agredeño condenado por darle unas zurras a su hijo de ocho años tras día y medio sin hacer los deberes de matemáticas explicó ayer que «no he rectificado a mis hijos a tortas pero aquel día me sobrepasó». M.A.A., residente en Navarra, acató la sentencia dado que «ahora se juzga por artículos» y efectivamente su conducta está tipificada como delito, pero recordó que es «una persona de a pie, normal y corriente. Nunca he tenido problemas ni con las drogas, ni de peleas, ni de ningún tipo» como para verse ahora en esta situación.

El afectado, que no quiso entrar a valorar la denuncia, lamentó encontrarse en una tesitura complicada. Por un lado no puede acercarse a su hijo por resolución judicial, pero por otro «tengo una niña y tengo que estar con ella». Esto es, no puede reunirse con normalidad con uno de sus vástagos pero debe hacerlo con otro.

Esta persona fue condenada por un juzgado de Tudela (Navarra) a pagar 213,22 euros a su hijo de ocho años, a no acercarse a él en seis meses y a 56 días de trabajo en beneficio de la comunidad. Su abogado, Jesús Manuel Alonso, confirmó que la sentencia «no se ha recurrido» al imponérsele «la pena mínima posible».

El letrado apuntó que, efectivamente, la legislación actual considera que es «una conducta penalmente relevante el dar un azote a un niño», por lo que en ese sentido la sentencia se ajusta a derecho. No obstante, el caso de M.A.A. ha levantado muy numerosas muestras de apoyo tanto en las redes sociales como a través de los medios de comunicación nacionales, incluyendo debates en las cadenas generalistas de televisión.

Para el abogado «los seis meses de alejamiento creemos que se van a compensar con el régimen de visitas», algo que encuentra impedimentos para su normal desarrollo desde hace casi un año, cuando se denunció la situación.

Precisamente en la denuncia está parte de la clave del caso. La realizó la exmujer del condenado. «Lo normal es que este tipo de sentencias no se produzcan», apuntó Alonso. «Si es una medida correctora suele pasar sin llegar a los juzgados. Pero en este caso es una situación de conducta familiar que entendemos que se aprovecha para perjudicar al padre», apuntó su representante legal ante los tribunales.