Heraldo-Diario de Soria

EL QUINTANAREJO

El matadero de caza sigue parado tres años después de inaugurarse la obra

Las instalaciones de El Quintanarejo, pendientes de equiparse

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T. C. / Soria
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La Casa de la Reserva de Caza de Urbión, ubicada en el barrio visontino de El Quintanarejo, sigue pendiente de dotación tres años después de que se inaugurasen las obras. Este proyecto pionero en la Comunidad incluía la puesta en marcha de un matadero de carnes de caza para su aprovechamiento económico, abriendo las puertas de un sector vinculado al medio ambiente que exporta el 90% fuera de España, principalmente a países centroeuropeos como Alemania.

El director General de Calidad y Sostenibilidad Ambiental de la Junta de Castilla y León, José Manuel Jiménez, recordaba en fechas pasadas durante una visita a Almazán que la clave está en conseguir dotación presupuestaria para su puesta en marcha, toda vez que el grueso de la intervención ya está ejecutado. «Hemos construido un centro en una época difícil pero donde pudimos conseguir esos recursos y ahora necesitamos un poquito más para completar esos recursos. En ello estamos y yo creo que lo tendremos», aseveró.

A pesar de que la crisis ha ‘trabado’ el despegue del proyecto, inaugurado el 18 de marzo de 2011, se mantendrá su carácter innovador. «Efectivamente será un centro de referencia porque así se concibió y así se ha construido. Hará falta un poquito de paciencia, como en todos los ámbitos, para que las cosas mejoren, los presupuestos nos dejen un poquito más. Tampoco necesitamos gran cosa y podremos ultimar esa obra», concluía Jiménez en fechas recientes.

El proyecto como tal nacio el 24 de enero de 2008, cuando la Junta dotó a esta obra de un presupuesto de 1,5 millones de euros para convertir las antiguas instalaciones forestales de El Quintanarejo en un moderno centro dedicado a la caza  dentro de la Reserva Regional de Urbión. Para ello se concibieron una serie de espacios que iban desde los expositivos  a la puesta en marcha de la explotación de carne de caza, más una planta de elaboración que un matadero propiamente dicho.

Así, por una parte la ‘Casa del Ingeniero’, principal edificación del complejo, se destinaría a usos públicos como exposiciones, un pequeño museo, cursos o conferencias.La idea es que sirviese de escaparate a esta zona protegida de caza, de más de 115.000 hectáreas, ayudando a fomentar la actividad a través de un contacto directo con el público y las visitas escolares.

Por otro lado, la ‘Casa del Guarda’ se configuró como un espacio eminentemente práctico para la gestión de la Reserva de Caza. Así, se dividiría en almacenes, oficinas, cocheras o dos pequeñas habitaciones para que pudiesen pernoctar investigadores o becarios, facilitando así el trabajo científico sobre esta zona cinegética.

Por último estaban la ‘Nave’ y la ‘Fragua’. En el primer caso el espacio está consignado a la transformadora de carne de caza aprovechando el antiguo almacén y la serrería. La idea es tratar, despiezar y elaborar los productos creando puestos de trabajo. En el caso de la ‘Fragua’, su destino es convertirse en el despacho dfel veterinario para que se pueda controlar el buen estado de la carne. También se proyectó un pequeño quirófano para el tratamiento de animales salvajes heridos o enfermos.

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