El medio rural pierde uno de cada cuatro comercios

La supervivencia del pequeño comercio rural soriano se enfrenta a dos problemas fundamentales: la despoblación y la sangría de clientes a áreas urbanas más próximas donde acuden a realizar las compras, bien por los precios más competitivos o porque se desplazan a realizar gestiones.

El sector comercial en los pueblos sorianos pasa por horas bajas. En una década se han cerrado 354 comercios en las principales áreas comerciales rurales. Los cierres suponen algo más de una cuarta parte del tejido comercial que se encontraba en funcionamiento a principios de siglo. En el año 2012, solo quedaban en la provincia 1.811 comercios, de los cuales 867 pervivían en el medio rural y 944 en la capital, según los últimos datos recogidos en el anuario de ‘la Caixa’.

Por cada comercio que se ha cerrado en la capital en los pueblos han echado el cierre tres. La ciudad se ha quedado en el mismo periodo sin 125 comercios. «Pero cuando una tienda se cierra en un pueblo es muy difícil que se abra uno nuevo», manifestaron desde la Asociación de Comerciantes de Ágreda.

Los propietarios de comercios de cabeceras de comarca ven impasibles como la pérdida de población de los pequeños pueblos de la zona los deja sin clientes y los que quedan en los pueblos grandes se desplazan de manera más frecuente a núcleos de importancia. Aranda de Duero y la zona comercial del Norte de Madrid atrae a los sanestebeños, así como los burgenses prefieren la capital soriana y el centro comercial de Golmayo. Zaragoza y Tudela se convierten en las localidades a las que se desplazan los vecinos de Ágreda y de Ólvega.

Los comerciantes confesaron que siempre se ha tenido que luchar con la «huída» de los clientes a otras zonas y es muy difícil retenerlos. La pelea por mantener un comercio abierto se ha hecho más duro en esta década por los años de la crisis, en los que los precios son demasiados competitivos.

«Con la crisis se han cerrado muchos comercios en San Esteban», aseguró Alfonso López, que regenta una zapatería y que presidió la asociación de comerciantes del municipio. Cierres que afectan a todas las actividades, desde ropa, zapaterías y tiendas de regalo. Quizá las que más aguantan son las de alimentación, por ser un servicio muy demandado. López admitió que resulta muy complicado luchar desde los pueblos con los precios competitivos y con la variedad que se ofrece en los centros comerciales y en las grandes ciudades, «porque nosotros al mayorista no le podemos comprar de todo», indicó.

San Esteban se encuentra entre las poblaciones que más cierres suma. Tras una treintena de bajas, apenas hay 60 pequeñas tiendas que ofrecen el servicio a los habitantes.