Heraldo-Diario de Soria

ALMARZA

El centro comercial de los años 30

Almarza celebra un multitudinario Mercado Tradicional para rememorar su historia

Publicado por
Toño Carrillo
Soria

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Almarza lució ayer sus mejores galas para disfrutar del decimocuarto Mercado Tradicional, al menos en la era moderna. Con una larga tradición de mercados y ferias que atraía a vecinos de toda la comarca, la iniciativa recogió el testigo y congregó a centenares de personas para regresar un siglo atrás.

La actividad comenzó a media mañana con el corte de cinta inaugural y la alcaldesa luciendo traje de piñorra para dar ejemplo. Las rosquillas y el anís animaron el arranque en el que los músicos, por supuesto de chaleco y enaguas, hicieron sonar las dulzainas.

Mientras tanto, los artesanos mostraban sus elaboraciones o directamente enseñaban los oficios de antaño. Así, los más jóvenes fueron descubriendo el arte de hacer cestos, cómo la alfarería iba configurando el menaje de una vivienda, la dureza del hilado para poder vestir, los secretos de la talla de madera o cómo los herreros -y aún pervive alguno hoy en día- utilizaban materiales dignos del propio Vulcano para crear.

Mientras los burros y carretas llevaban a sus jóvenes viajeros y las mercancías de lugares lejanos, los gaiteros, numerosos puestos ofrecían sus productos. Entre la vasta oferta se pudieron distinguir dos grandes grupos. Por un lado, la agroalimentación mostró todo su potencial a través de productos de elaboración manual. Quesos, panes y dulces, vinos, conservas, miel  o mermeladas fueron una tentación constante, sobre todo para quienes decidieron acercarse a Almarza en horas cercanas al condumio.

Por otro lado, también se podían encontrar objetos de bisutería, cuero, madera, encuadernación, cuidado personal, velas o cerámica. En algunos casos incluso era posible contemplar cómo los artesanos trabajaban con sus manos los productos, descubriendo así todo el proceso antes de adquirir la pieza.

Pero decir mercado era sinónimo de decir ‘día especial’, y en el caso de Almarza ya es sinónimo de fiesta. Por la tarde, el Grupo de Danzas de Valdeavellano de Tera hizo que el evento ahondase aún más en las raíces de la comarca. El traje tradicional, siempre presente en esta cita, volvió a ser uno de los protagonistas tanto en sus versiones de gala como en las de diario.

Además, los trabajos tradicionales volvieron a brillar para deleite de los mayores y sorpresa de los pequeños. El esquileo de ovejas y el seguimiento de todo el proceso de la lana o la siega y trilla con los bueyes como único tractor posible hicieron las delicias de la abundante concurrencia. Fue, en definitiva, la imagen de un pasado no tan lejano.

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