Tradición y esfuerzo se unen para pingar los mayos

Ni demasiado calor, ni demasiado frío. La mañana de ayer amaneció con nubes en Vinuesa lo que facilitó a los mozos pingar los mayos sin demasiado esfuerzo. Las plazas Mayor y de la Soledad se llenaron vecinos, visitantes y turistas para seguir de cerca la tradición pinariega de la pingada del mayo, con la que los visontinos celebran el comienzo de las fiestas patronales en honor de la Virgen del Pino y San Roque.

Los protagonistas, los mozos de las peñas, salieron a las 11.30 horas hacia la plaza Mayor para comenzar la faena. Allí esperaba uno de los dos mayos que en el día anterior se trasladó desde el monte, arrastrado por los bueyes. El otro estaba en la plaza de la Soledad. Cerca de 80 varones de Vinuesa pusieron su esfuerzo y su destreza a disposición de los directores de pingada en cada una de las plazas. El inicio de las fiestas coincidió con el arranque del fin de semana lo que favoreció una elevada participación, mayor que la de otros años, según explicó la alcaldesa, Asunción Medrano.

Hubo más brazos y también más fuerza lo que impregnó de rapidez a la pingada. La de la plaza, dirigida por José Luis Abad, duró unos 45 minutos. El mayo de unos 23 metros de altura y de una tonelada de peso se alzó como reza la tradición; con dos aspas de maderas, construidas con pinos más delgados ayudados de cuerdas, lo que permite levantarlo del suelo e ir aumentando progresivamente el ángulo de inclinación del tronco hasta conseguir insertarlo en una trampilla de 60 centímetros de ancho. Al final se consiguió la verticalidad del tronco. La alcaldesa, Asunción Medrano, explicó que es muy importante la coordinación y que todos los que participan en la pingada atiendan a las órdenes del director, una responsabilidad que suele recaer en vecinos con experiencia. También juegan un papel fundamental los que se fijan en la orientación del mayo para que no quede torcido.

Después de la pingada en la plaza Mayor se procedió a la de la plaza de la Soledad que se concluyó sobre las 15.30 horas. El mayo contaba con las mismas dimensiones y el mismo peso que el anterior, pero el espacio de la plaza es menor, lo que dificulta la tarea que siempre resulta más laboriosa. En la segunda pingada, el teniente alcalde Víctor Arranz fue el encargado de dirigir a los mozos. Cada uno de los mayos pertenece a cada una de las dos cofradías de Vinuesa; el de la plaza Mayor, a la Virgen del Pino, y la de la plaza de la Soledad, a la de San Roque. Los mayos permanecerán erguidos hasta el 25 de agosto que se retirarán.