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El tesoro oculto en la parroquia de Ágreda

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N. F./Soria
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Dicen que parte de la historia no se conoce y se encuentra escondida en la multitud de archivos y bibliotecas que guardan documentos y libros que nunca han visto la luz por falta de organización o de tiempo de sus propietarios para consultarlos y ordenarlos. Uno de ellos es el archivo parroquial de Ágreda que atesora miles de documentos que recogen las historias personales y familiares de los agredeños y en definitiva la de la propia localidad.

Esta historia ha dejado de estar oculta gracias a la iniciativa de un vecino, Javier Palacios, que ha decidido poner en orden toda esta documentación para facilitar su consulta y su conocimiento a los investigadores y a los habitantes de Ágreda.

Palacios pisó por vez primera este archivo hace cinco años con una inquietud muy habitual entre las personas que llegan al fin de su vida laboral; elaborar su árbol genealógico. Esto le permitió comenzar a consultar los fondos de la parroquia donde comprobó que el material cada vez era más interesante y no era accesible al público en general porque no se encontraban catalogados y ordenados.

Javier Palacios encontró lo que buscaba, la partida de bautismo de uno de sus bisabuelos maternos y con ella los datos familiares que le permitían tejer la red de sus raíces familiares, pero «entonces pensé que sería muy interesante comenzar a catalogar todos los documentos para hacerlos accesibles a las personas que los quisieran consultar», explica. El trabajo ha sido continuo, constante y al mismo le ha dedicado cinco años. «Ha sido una labor muy prolija y el archivo lo he hecho de la manera más accesible posible para todo el mundo, teniendo en cuenta que yo no soy archivero y mi trabajo no tenía que ver con este mundo», asegura.

Su labor le ha permitido clasificar los más de 3.000 documentos que posee el archivo en tres bloques. El primero son los libros y los documentos relativos a la actividad eclesiástica donde se incluyen todos los registros personales relacionados con los sacramentos religiosos (bautismos, confirmaciones, matrimonios y defunciones), así como la propia actividad económica de la parroquia. Entre ellos se encuentra recogido el parte de defunción de un hijo de Gustavo Adolfo Bécquer, cuando su viuda, Casta Esteban, residía en Ágreda. Hay que tener en cuenta que el cabildo de Ágreda-Ólvega ha sido uno de los más importantes en la provincia hasta el siglo XIX, del que dependían 26 sacerdotes.

El segundo bloque está formado por una extensa biblioteca de libros editados fundamentalmente entre los siglos XVI y XVIII. Son publicaciones generalmente religiosas pero también abundan de otros temas de Derecho e Historia. El archivo parroquial de Ágreda guarda uno de los seis originales de la obra de ‘El Criticón’, de Baltasar Gracián, de las que se conoce su existencia en España.

El tercer bloque está formado por pergaminos y documentos reales de entre los siglos XII al XVIII. Entre ellos destaca la concesión de la laguna de Añavieja a la villa de Ágreda por el rey.

El documento más antiguo con el que se ha topado Javier Palacios en su trabajo es el que recoge la consagración de la iglesia de la localidad de Nuestra Señora de la Peña. Sin embargo, para este archivero aficionado el documento que más le ha llamado la atención y al que le da más valor es el que aparece con el número 2.314 que es un contrato de arrendamiento de una casa en lo que fue la judería de Ágreda. Palacios explica que este documento abre el debate sobre la ubicación exacta del barrio judío y, por lo tanto, de la sinagoga. El pergamino está fechado en 1419, formaba parte de una documentación testamentaria de un particular.

El documento se refiere a un contrato de arrendamiento de una casa del barrio de la judería que estaba ubicada junto a la iglesia de Santa María de Magaña. «Eso significa que no está claro el emplazamiento de la comunidad judía en Ágreda en la parte oriental del pueblo, junto al barrio de los judíos y, por tanto, la vieja sinagoga no es el edificio que se ha pensado que era hasta ahora», puntualiza Javier Palacios, quien asegura que ese documento demuestra la duda sobre la localización de la aljama judía.

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