La memoria del Palacio

El Palacio de los Marqueses de Berlanga era un edificio de mayor envergadura de lo que se pensaba. Las recientes campañas de excavación que se han realizado sobre los restos han arrojado luz para poder dibujar y recomponer la que fue la residencia del Condestable de Castilla, uno de los títulos nobiliarios más importantes de la historia española, por su proximidad a la Corona.

Ahora se puede determinar que este palacio, del que solo queda la fachada plateresca y una de las torres, contaba con una planta de unos 2.400 metros cuadrados y, por tanto, la construcción podría superar los 6.000 metros cuadrados. Eso significa que tenía un aspecto muy diferente al que se ha pensado en los últimos 20 años, según explicó Roberto de Pablo, arqueólogo de la Asociación de Amigos del Castillo. La documentación que se manejaba antes de las campañas arqueológicas apuntaba a un palacio de mil metros cuadrados.

El Ayuntamiento de Berlanga junto a la asociación ha impulsado dos campañas arqueológicas para documentar la estructura del Palacio y ponerlo en valor. La primera se llevó a cabo el verano pasado y la última ha sido más breve y se ha ejecutado en el mes de marzo. La investigación arqueológica comenzó con la documentación sobre el palacio que no se encontraba concentrada e incluso se discriminó alguna de ella, como planos que no pertenecían al edificio. Se consultó documentación del Archivo Municipal de Berlanga o el Archivo Histórico Nacional de la Nobleza en Toledo. Con la documentación comenzaron los trabajos en el terreno. El pasado verano, con la ayuda de un campo de trabajo, se intervino en la zona del zaguán y en la parte central del patio interior, donde se encontraron los lucidos de paredes y también el suelo de cantos.

La última intervención, en la que estuvieron tres arqueólogos, ha descubierto otros 90 metros cuadrados en la parte trasera de la fachada, a la derecha de la puerta principal, en la zona de los sótanos, almacén, bodegas y despensa. Estancias que estaban ubicadas junto al zaguán y donde se ha descubierto «un suelo empedrado más tosco pero completo», explicó De Pablo. La breve intervención ha permitido recuperar piezas de piedra y de las arquerías del patio, como dovelas de arcos, cerámicas, elementos metálicos e incluso cristales de ventanas. El verano pasado ya se descubrieron dos basas originales del patio y en marzo aparecieron dos piezas de un arco «lo que nos permitiría determinar el tamaño de la arquería «, puntualizó De Pablo.

El equipo de arqueólogos se enfrentan ahora a un trabajo para realizar una reconstrucción del palacio lo más fidedigna posible a pequeña escala. Se van a cruzar los datos históricos, apoyados con fotografías antiguas y escritos, con las maquetas en formato digital que se van a realizar ahora tras conocer las nuevas dimensiones del edificio y «es posible que con todos estos datos cambie la morfología del palacio», agregó De Pablo que subrayó que hace un siglo el palacio tenía otro aspecto, dado que a lo largo de las últimas décadas ha perdido elementos de su estructura debido al deterioro. Un estado que no era bueno de por sí, tras haber sido incendiado por las tropas francesas en la Guerra de la Independencia.

Realmente no se ha realizado una intervención arqueológica destacada en los restos que quedan del palacio. Anteriormente a las que se han realizado este año y el pasado, solo se llevaron a cabo pequeñas catas en la zona de la torre. Precisamente esta torre es la que se encuentra en mejor estado y se conserva bien, de tal manera que se puede visitar y en la misma se ha instalado la oficina de turismo.

El equipo técnico que ha intervenido en el Palacio de los Marqueses de Berlanga detalla que el Palacio corresponde a dos periodos constructivos diferentes. Las obras arrancaron a inicio del siglo XVI y estuvieron en obras durante 50 años, «y una vez que concluyeron comenzaron con las remodelaciones», puntualizó De Pablo.

Por ese motivo, la siguiente intervención, para la que no hay fecha, sería conveniente que incidiese en la parte más antigua del Palacio y también en la parte posterior para poder delimitar la extensión real del palacio que, por ahora se desconoce, aunque se sabe que contó con importantes jardines renacentistas, adornados con fuentes y esculturas que se han perdido.

Residencia temporal de reyes, como Felipe V, en su viaje cuando vino a tomar posesión de la corona de España en 1701, forma parte del importante legado patrimonial con el que cuenta la localidad y que el Ayuntamiento quiere poner en valor de cara a mejorar las visitas turísticas.