FIESTAS DE SAN JUAN
Puja con sabor a toro
La subasta de las piezas del toro marca la jornada del sábado-D.R.
Los locales de las doce cuadrillas de las fiestas de San Juan cobraron ayer protagonismo. Desde primera hora de la mañana abrieron sus puertas para cumplir con la tradición del reparto de las tajadas en crudo. Los cuatros y colaboradores se afanaron por atender a los vecinos que habían entrado en fiestas y buscaban su correspondiente tajada. No faltaron colas en algunos locales, como en Santo Tomé, y aquellos sanjuaneros que acudieron con su plato y su servilleta a por el trozo de toro, a pesar de que se sirve envasado al vacío.
Por la tarde, se celebró uno de los actos que recoge una importante esencia de las fiestas, la subasta de los Agés. Hasta bien entrada la noche, los subastadores, arropados con la música de la charanga y por el vino de las botas, pusieron toda la carne en el asador para lograr una buena caja para los jurados gracias a la subasta de la carne y los despojos del toro (cuernos, patas, cabeza y rabo). Más de uno consiguió ayer un buen recuerdo sanjuanero. La puja popular se calienta a medida que pasa la tarde y se reparte vino entre los asistentes y en la que los subastadores la calientan al grito de «más vale, más valdrá». No faltaron los bailes con la jurada para aquellos que subían los precios. Los Agés dejaron precios de 300 para botas y más de 100 euros para solomillos. La tarde del Agés es una oportunidad que aprovechan los grupos de amigos para comprar carne y hacer una comida para disfrutar de ella en los días que quedan.
El Agés se celebra en el corazón de las fiestas y cumple con la tradición del reparto de la carne del toro entre los vecinos de cada cuadrilla, después de cumplir con el sacrificio de los astados que fueron traídos desde el Monte Valonsadero. Las calles albergaron un ir y venir de sorianos y de sanjuaneros en una jornada en la que las visitas a los locales se hace imprescindible, bien sea para pujar, comprar o solo para contemplar y disfrutar del ambiente. Aunque la tarde estuvo un poco fría, Soria cumplió con su tradicional subasta que reunió a visitantes y forasteros.