Heraldo-Diario de Soria

ANIMALADA

Pequeña gran historia de tres hermanos autillos

Vecina de la capital, habita en las márgenes del Duero y otras riberas y es la rapaz más pequeña de la Península. A veces se tira del nido...

A punto de soltar un autillo-

A punto de soltar un autillo-

Publicado por
P. P. S.
Soria

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La historia ocurrió una tarde de julio en el Sotoplaya y tiene como actores principales a cuatro hermanos otos caídos de un árbol, con plumaje ya pero sin estrenar las alas. Los secundarios se van sumando conforme avanzaba la historia. Primero un grupo de mayores que hizo corrillo en torno a las crías de autillo, nombre de esta rapaz, la de menor tamaño que existe en España y vecina habitual de las márgenes del Duero.

Con buena intención pero sin duda con algo de inconsciencia, los abuelos animaban a los paseantes a que se llevaran a casa algún ejemplar por miedo a que murieran, tentación en la que cae un adolescente. El siguiente acto sitúa en la escena a Raquel que decide llamar al Seprona, donde le derivan al Servicio de Medio Ambiente de la Junta. «Eran preciosos, pero está claro que tenían que seguir en su entorno. Uno hasta plantaba cara, pero no volaban y algo había que hacer», añade esta vecina de la capital. Poco después, un agente medioambiental recogía a los tres hermanos otos del río.

Las crías se llevaron en un primer momento al vivero de Valonsadero, donde la Junta tiene unos pequeños voladeros a los que se suelen llevar animales en situaciones parecidas. En este caso, los pequeños autillos se trasladaron al Centro de Recuperación de Aves de Burgos, donde permanecieron desde el 18 de julio al 10 de agosto, cuando regresaron a Soria. A estas alturas, son ya muchos los actores participantes en la infancia de los autillos: agentes medioambientales de Soria, el personal de Burgos y, entre otros, la técnico de Espacios Naturales Dolores García, hilo conductor que nos ayuda a hilvanar esta pequeña historia.

Pequeñas larvas (zophobas) en un primer momento y luego insectos vivos y saltamontes permitieron que las crías salieran a flote. Eso, después de una buena hidratación, ya que «suelen llegar sedientos».

El final feliz de los animales no viene solo. El Servicio de Medio Ambiente invitó a la suelta de las aves a quien llamó para el rescate, «un gesto que no esperábamos y que estuvo genial», en palabras de Raquel, que destacó esta deferencia por parte de la Junta. Un cerro de la zona del Polvorín, junto a la capital, fue escenario de la suelta de los autillos, los tres citados y otro que por las mismas fechas se encontró en el parque de la Arboleda. También el diez de agosto se soltó un águila ratornera y un cárabo, en Valdeavellano, éste solo por agentes de Medio Ambiente.

No hay moraleja en el relato pero sí una sugerencia a modo de información: «No es extraño que los autillos cuando son pequeños se tiren del nido. No hay que cogerlos pero, en la medida que se pueda, conviene dejarlos en algún sitio alto cerca de donde los encontremos porque la madre está cerca y los alimentará. Siempre que estén a salvo, claro». Si ello no fuera posible, esperemos que una voz amable sepa cómo actuar.

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