Heraldo-Diario de Soria

La expansión del almendro

Castilla y León estudia la potencialidad del cultivo del almendro en secano superintensivo y la adaptación de nuevas variedades / La cosecha avanza en una campaña retrasada con «buenas» perspectivas para las nuevas plantaciones

Un trabajador realiza labores de cosecha de almendra en una explotación de Valverde de Campos (Valladolid).-- ITACYL

Un trabajador realiza labores de cosecha de almendra en una explotación de Valverde de Campos (Valladolid).-- ITACYL

Publicado por
Soria

Creado:

Actualizado:

Las perspectivas de futuro para el cultivo de frutos secos en general, y la almendra y la nuez en particular son muy esperanzadoras en Castilla y León. El sector busca nuevas alternativas a los cultivos tradicionales, con valor en el mercado. Un mercado sujeto también a las fluctuaciones internacionales, en un contexto de incremento mundial de demanda en los próximos años, que invita a ser «optimista».

«Hay potencialidad», como subraya Pablo Gómez, subdirector de Investigación y Tecnología del Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León, Itacyl, que constata la «buena» evolución del cultivo del almendro en la Comunidad, con un incremento de superficie en los últimos tres años de casi un 40%.

De las 1.502 hectáreas de 2015 se ha pasado en la actualidad a algo más de 2.000 en toda la región, con Salamanca, Soria, Valladolid y Zamora, por este orden, como las principales provincias productoras. El cultivo tradicional se mantiene localizado en los Arribes del Duero, Agreda o el Bierzo, mientras que las nuevas plantaciones de regadío se ubican en la zona centro-oeste de la Comunidad.

El cultivo del almendro, aún siendo minoritario, está en clara expansión, especialmente desde la aparición de nuevas variedades, que están permitiendo que esta alternativa aumente sus posibilidades de plantación en la Comunidad. Un hecho que confirma Hugo Martín, técnico de cultivos leñosos y hortícolas del Itacyl, quien destaca también la «apuesta» de los viveros por aumentar la densidad de plantación. Hablamos de pasar de los 100 a casi 2.000 árboles por hectárea, lo que convierte este cultivo manual en uno totalmente mecanizado.

Las nuevas variedades se adaptan a diferentes condiciones, especialmente en relación al clima. Están «menos afectadas por las heladas», al florecer más tarde, y producen «más y de forma constante», lo que ataja uno de los principales problemas del almendro en España. Las heladas primaverales son uno de los factores a tener en cuenta, junto a las horas de frío en invierno, las horas de calor, la humedad o las necesidades de agua, que van a definir finalmente la cosecha.

Actualmente, el sector afronta una «profunda reconversión» en España, mientras que Castilla y León incorpora nuevas plantaciones donde antes no había almendro, como Valladolid y Zamora, con 800 hectáreas en total.

El reto en todo momento para los productores es la rentabilidad, conscientes de los vaivenes del mercado. Es más, en el caso de la almendra, los precios actuales han vuelto a caer, como ha denunciado la Unión de Uniones, a pesar de que la demanda española de almendra es superior a su producción. Aún así, se trata de precios «más rentables que el del cereal», según los técnicos, «con rendimientos por encima de 500 kilos de pepita a unos tres euros el kilo».

Es tiempo de cosecha, como ocurre con el pistacho y la nuez, con perspectivas optimistas en Castilla y León. La campaña viene retrasada con «buenas» expectativas y producciones entre 1.500 y 2.000 kilos de pepita, en algunas plantaciones nuevas de regadío. Las zonas tradicionales, por contra, se han visto afectadas por la sequía del año anterior, lo que ha debilitado los árboles en los que «no ha habido flor». A diferencia del pistacho, el almendro produce ya al segundo o tercer año, lo que supone que, con producciones normales, «está amortizado en un plazo de seis o siete años», una ventaja respecto a otras alternativas, junto a una mayor disponibilidad de planta y a unos menores gastos respecto al procesado. 

El coste de una hectárea de almendro con un sistema superintensivo puede rondar los 10.000-12.000 euros, con riego, frente a los 3.000 de una hectárea con unos 400 árboles. Desde Itacyl, Pablo Gómez confirma el «interés» de muchos productores en la Comunidad por reconvertir las plantaciones, especialmente en zonas envejecidas.

ENSAYOS

Con el reto de la rentabilidad, Itacyl cuenta con plantaciones propias en Castilla y León, ubicadas en la provincia de Valladolid y Salamanca, donde analiza la adaptación de las nuevas variedades en secano.

Tal y como señala el subdirector de Investigación y Tecnología, la finalidad es realizar un estudio económico de las productividad de estas plantaciones, sin olvidar las variedades tradicionales de la Comunidad. «Estamos trabajando para ver la potencialidad del cultivo del almendro en secano superintensivo», asegura convencido de que sería «revolucionario» y un cambio «importante».

En este sentido, creen que el agricultor se «obsesiona» a veces con las producciones, sin tener en cuentan los costes que conlleva. Por eso, están convencidos de que, en ocasiones, unos rendimientos de 1.000 kilos, con insumos menores, pueden permitir que la rentabilidad sea «mayor», también en secano. Tampoco quieren olvidarse de las variedades tradicionales, que ya han recuperado en Arribes del Duero. Se analiza, en este caso, la calidad de una almendra menos productiva, que se hiela más, pero que puede tener una «diferenciación en el mercado», con una marca de garantía propia.

Castilla y León quiere generar valor en tierras que no son de regadío y, por tanto, «no están tan valorizadas» ni explotadas. Una forma, dicen desde Itacyl, de adaptarse también al cambio climático que está permitiendo que nuevos cultivos se implanten en zonas donde antes el clima era una limitación. Todo ello, dentro del programa de búsqueda de nuevas variedades que también se está llevando a cabo en otros cultivos.

El almendro tiene potencial en Castilla y León, como constata Javier Pagazaurtundua, agricultor de Prado (Zamora). Este profesional es pistachero y cuenta también con superficie de almendro en su explotación. Recomienda utilizar «buenas tierras» y buscar el mejor suelo para lograr más producción».

Javier insiste en evitar suelos poco profundos, para que no se registren problemas de encharcamientos y una posible asfixia radicular. Al tiempo que recuerda los riegos con las heladas primaverales, por eso, cuenta con variedades tardías y extratardías para comparar resultados. Su intención, una vez que compruebe la rentabilidad y las buenas producciones, es ampliar superficie para una producción que en este caso será en ecológico. La cosecha es algo menor, pero el precio compensa esa merma en las producciones.

CULTIVO NOGAL

Los expertos están convencidos de que «hay recorrido» en el cultivo de frutos secos, donde Estados Unidos es el principal productor mundial. «Somos deficitarios, el consumo aumenta y zonas como California ya no pueden aumentar en superficie», añaden.

El nogal es otra de las apuestas del sector buscando esa rentabilidad que no obtiene con los cultivos tradicionales. En este caso, se trata de un cultivo «más complicado», como explica Hugo Martín, «muy limitado» por las necesidades de agua, ya que el nogal es inviable en secano.

Itacyl está ayudando a los productores a diferenciar las calidades en función del vigor de las parcelas. «La nuez, a diferencia de la almendra o el pistacho, se paga por su calidad». El reto es «vender nuestra propia almendra y nuez en nuestra zona», es decir, no depender de otras regiones para el procesado.

El cultivo del nogal es «muy técnico», como subraya Miguel Ángel Gutiérrez, productor de nueces, que gestiona 50 hectáreas de nogales en la localidad de Villagarcía de Campos (Valladolid), bajo la marca Valnut. En plena cosecha, Miguel Ángel sitúa los rendimientos en unos 3.000 kilos por hectárea. Este profesional confirma la potencialidad y futuro del cultivo, pero advierte también de que exige «muchos recursos financieros» y «mucha dedicación». Además de necesitar una planta especial de procesado. 

Miguel Ángel incide, en términos agronómicos, en el riesgo de las heladas tardías para el cultivo, una de las principales amenazas, lo que puede frustar la cosecha, además de obligarles a invertir en sistemas antiheladas que aumenta los gastos.

Todo apunta a una campaña «normal», cuando apenas acaban de comenzar las labores, salvo por el retraso en la floración por el frío en la primavera.

tracking