Ventosa de San Pedro ya vive en 2019

23.55 horas. Los vecinos nerviosos cuentan sus 12 uvas. Cinco minutos después la sala estalla en júbilo; besos, abrazos y deseos para el nuevo años. Esto se repite cada Nochevieja. Pero los vecinos de Ventosa de San Pedro viven esta sensación por partida doble ya que despiden el año durante el puente de la Constitución. Empezaron a hacerlo en 2015 cuando, de la mano de la Asociación Sociacultural La Ventosa, decidieron disfrutar de una jornada festiva. Y como la gran familia que han conformado sus socios apostaron por despedir el año todos juntos. Y sí tres semanas antes de lo habitual.

«Queríamos recuperar la tradición de juntarnos todos los vecinos y se nos ocurrió esta idea», explica Diego Castillo, portavoz de la asociación. Y así, de esta manera, en la medianoche del pasado sábado un centenar de vecinos e hijos del pueblo dieron la bienvenida al 2019. Una cifra nada desdeñable si se tiene en cuenta que esta localidad, perteneciente al término municipal de San Pedro Manrique, tiene censados 12 vecinos. «Y de continuo apenas viven cinco o seis», matiza Castillo.

Por lo que el municipio vuelve a rezumar vida y alegría y las risas de los más pequeños vuelven a resonar por las calles, aunque sólo sea por un día. También sonaron en la tarde del sábado los villancicos gracias a la ronda, compuesta por adultos y niños, que visitaron las casas de la localidad entonando estas típicas canciones navideñas para pedir el aguinaldo.

Y esta no fue la única actividad programada, ya que la jornada dio comienzo con un concierto coral.

Ya por la noche los vecinos se dieron cita en el salón municipal para disfrutar de una cena con la que despedirse de 2018. Una vez finalizada comenzaron los nervios propios de la Nochevieja, el repaso a los momentos vividos este año y los deseos para 2019. Por ello son muchos los que cumplen con las tradiciones propias de las últimas y primeras horas del año. «Hay quienes meten el anillo de oro en el champan cuando hacen el primer brindis y también quienes cumplen con lo de ponerse ropa interior de color rojo», señala el portavoz de la asociación sociocultural. Tampoco faltan las bolsas de cotillón ni la juerga «hasta altas horas de la madrugada». Todo idéntico a cómo se vive el 31 de diciembre... salvo porque se llevó a cabo el 8 de diciembre.

El 5 de diciembre de 2015 arrancó esta tradición que vecinos y miembros de la asociación quieren que se mantenga en el tiempo, porque eso significará que aún quedarán personas vinculadas a la localidad y que al menos durante unas horas estará llena de vida, algo por lo que seguirán luchando.

De cara a próximos años ya planean que sea la campana de la iglesia la que marque el ritmo en el que los asistentes tomen las uvas y también que sea una empresa la que se encargue de dar de cenar a quienes acuden a la localidad a despedir el año. «Ahora cada uno se lleva su comida y eso limita un poco la participación de algunas personas en la ronda de villancicos porque están cocinando y nos gustaría que no tuvieran que preocuparse de eso», reconoce Castillo.

Los municipios del medio rural soriano ‘luchan’ de manera continua para intentar aminorar el rápido ritmo de la despoblación. Todas las acciones son bienvenidas y más si se trata de celebrar, de estar unidos, de disfrutar y de reunir a esa «gran familia» que forman los vecinos, que esperan que en la cena de Nochevieja para despedir el 2019 haya incluso más asistentes.