De cuando las neveras funcionaban sin enchufe

Hubo un tiempo en que las neveras funcionaban sin enchufe y no importaba que la corriente eléctrica se fuera. Fue cuando árabes y judíos vivían aún por estas tierras. Alguna muestra conserva la provincia de aquellos ingeniosos aparatos, dignos de detenerse en momento a su entrada. Y hasta uno de ellos conduce la imagen superior: hasta el nevero de Medinaceli.

Enclavado en la zona de San Román, en Medinaceli Villa (arriba), se trata de una estructura que servía para almacenar la nieve del invierno que, debido al emplazamiento y la construcción, hacía que se mantuviera intacta hasta el verano. Llegada la época estival se utilizaba para enfriar líquidos y conservar los alimentos. «Es por tanto un precursor, gigante y natural, de nuestras actuales neveras», tal y como puede leerse en el atril informativo que hay junto al nevero.

El lugar fue acondicionado hace tiempo por el Ayuntamiento y es un reclamo turístico más para los visitantes que recibe el Conjunto Histórico. No tienen que desviarse mucho del recorrido por el patrimonio para contemplar un lugar estratégicamente escogido para construir el nevero. El lugar, en la ladera norte, es el más frío de la villa, «una umbría donde la nieve puede permanecer sin derretirse mucho tiempo», invita a leer el alcalde, el popular Felipe Utrilla. Una tosca bóveda que ha de limpiarse cada cierto tiempo, cubre un pozo cuyo interior se atisba a través de dos rejas, una de las cuales sirve de puerta aunque no está abierta al público. Dentro, frío; lo dicho, una auténtica nevera de las de ahora.

El origen de la construcción no está claro, según se constata en la leyenda informativa. Este origen «ha sido puesto en duda por el hecho de hallarse en el barrio judío, pero este tipo de construcciones obedece a una mentalidad árabe».

No es el único nevero que existe en la provincia. Sin salir de la capital hay otro aunque pasa bastante inadvertido. Se trata del nevero de San Juan de Duero, enclavado en una ubicación de leyenda ya que está situado en la ladera del Monte de las Ánimas. En este caso el origen es medieval y su procedente, seguramente árabe, aunque a diferencia del que hay en Medinaceli, éste es rectangular. Con motivo de la ruta de Senderos en torno al río Duero, el Ayuntamiento lo promocionó en torno al año 2010 con la idea de convertirlo en un recurso turístico más, tras alguna pequeña obra de acondicionamiento.

Dispone también de un atril interpretativo que facilita la explicación a los curiosos que se acercan al lugar.

Más frecuentes son los neveros en la zona del Moncayo, auténticos congeladores que se utilizaban con el mismo fin, almacenar la nieve caída durante el invierno. Los neveros del Moncayo se encuentran en la base de Peña Negrilla.

Estas fábricas de hielo forman parte desde hace alrededor de un año de una senda habilitada como tal por el Ayuntamiento de Ágreda y frecuentada por montañeros conocida como la Senda de los Neveros, cuyo recorrido está plagado de bonitos hayedos.