Heraldo-Diario de Soria

BOROBIA

Astronomía e historia para conocer el origen de los Reyes Magos

En el observatorio astronómico de Borobia se mira al cielo para determinar de dónde procedían los magos y qué fenómeno astronómico les guió hasta Belén

Publicado por
Eva Sánchez
Soria

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En Borobia el director del observatorio y doctor en historia, Alberto Jiménez, ha comparado las Escrituras, los datos históricos y los documentos astronómicos de chinos y coreanos para indagar en el origen y la identidad de los Reyes Magos. Pero para conocer exactamente qué ocurrió la noche en la que los magos hicieron su particular peregrinación siguiendo la estrella de Belén, hay que concretar un error histórico, Jesucristo nació cinco años antes y no lo hizo en diciembre. Según Jiménez, las costumbres ganaderas indican que «nació en marzo o abril» de hecho «la posada que aparece llena en las Escrituras nos indicaría que se celebraba la Pascua Judía, que cayó en 21 de marzo».

Asegura que la Navidad es, por tanto, «un accidente histórico, Roma adoptó una fiesta celta muy popular, el ‘Sol Invictus’, relacionada con el solsticio de invierno que era muy parecido a la Navidad actual, se adornaban las casas con ramos verdes, se celebraran cenas y comidas y se intercambiaban regalos».

Una vez determinada la fecha de nacimiento, Jiménez trata de definir quiénes fueron los Reyes Magos, «no se dice nada en los Evangelios de cuántos eran y de dónde procedían». Pero sí hay una explicación a por qué fueron tres, «se trata de una representación simbólica de las tres razas del mundo, la blanca, la asiática y la negra». El hecho de que adquirieran el tratamiento de majestades fue posterior, «se convirtieron en reyes en el Canon Eclesiástico del siglo VI y sus nombres aparecieron en el siglo VIII, aunque no se popularizaron hasta el X».

Dicho esto, el astrónomo e historiador indaga en su lugar de origen «si fueran persas buscarían a su mesías siguiendo la tradición de Zoroastro y le regalarían oro, incienso y mirra, tal y como hacían los persas en el siglo V». Es la opción más factible, «parece ser que sí eran persas, hay otros indicios como que cuando los persas invadieron Italia, en el año 614 dC, se dispusieron a destruir la iglesia de San Vital de Rávena, pero al entrar vieron la imagen de la adoración de los Reyes Magos, ataviados con vestimentas persas, e indultaron al templo».

Concretada la fecha y el posible lugar de origen de los Reyes, el historiador se centra en el viaje hasta el Portal, «tuvieron que recorrer unos 1.200 kilómetros, por lo que debieron salir dos meses antes para llegar a tiempo». Y ahí aparece un nuevo elemento histórico, la estrella de Belén, «hemos de buscar en el firmamento qué ocurrió en la fecha que hemos determinado». Para llegar a la conclusión correcta habría que descartar otras hipótesis, «no fue el cometa Halley, puesto que su aparición se produjo en el año 20 antes de nuestra era, y los cometas se asociaban a la muerte, no a los nacimientos».

Para guiar a los magos, «la estrella tuvo que ser visible durante dos meses como mínimo, lo que descarta una conjunción de planetas o un asteroide que pasara por la tierra y fuera visible durante pocas horas. Peor es la idea de que fuera un meteoro, difícil de seguir a velocidad de camello».

Para buscar la hipótesis más viable, Jiménez se remite a las tablas chinas y coreanas, los documentos astrofísicos mejor conservados, «en la fecha que podría haberse producido el fenómeno encontramos que, el 24 de abril del año 4 a.C., fue observado otro cometa o nova en la constelación del Águila, probablemente en marzo, presuntamente el mes de nacimiento de Jesús».

Aquella nova «es una estrella con poca masa, una ‘enana blanca’, que produce mucho brillo y que pudo observarse durante un periodo de 70 días». «Habría aparecido en el Este del cielo matutino y sería el símbolo que los magos habían estado esperando para indicarles el nacimiento del rey de los judíos». Esto nos indica que los Reyes Magos «es posible que fueran astrónomos, conocían el cielo».

La cuestión es conocer cómo una estrella pudo guiar el camino. «Mateo comenta que la estrella iba delante de los Magos, la nova habría salido cuatro minutos antes cada día, si los magos tardaron dos meses en llegar de Persia a Jerusalén, una distancia de unos 1.200 kilómetros aproximados, la estrella ya se habría visto al Sur al amanecer, justo la dirección de Belén desde Jerusalen, por lo que les habría guiado».

Indicios en busca de un significado a la tradición, aunque el doctor en historia nos advierte, «esto forma parte de la literatura geográfica que intenta resaltar la figura de Jesús, aunque puede ser que finalmente no hubiera tal estrella», aunque hoy, frente a los argumentos de la historia, la tradición se sustenta más en los cimientos de la ilusión.

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