Heraldo-Diario de Soria

EL MUNDO... RURAL

Defensor de la memoria fotográfica de la historia contemporánea

Álvaro Rodríguez ha creado una marca diferente basada en la calidad de sus fotografías

Álvaro Rodríguez-A.H.

Álvaro Rodríguez-A.H.

Publicado por
ANA HERNANDO
Soria

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Álvaro Rodríguez García llegó a la fotografía casi por casualidad. En 1996, un día vio una fotografía de una imagen ampliada de un castillo que le cautivó y pensó «cómo han hecho esto» y pensó en comprar una cámara y un teleobjetivo, pero ante los elevados precios optó por Photoshop y así se le abrió un mundo.

Empezó con el retoque fotográfico en estudios de Soria, desde publicidad hasta coloraciones o arreglo de instantáneas, ajustando colores o saturación, hasta 2004 en que comenzó ofrecer a fotógrafos profesionales cursos de retoque fotográfico y cámaras digitales en Valladolid, Zamora o Guadalajara, en un momento en que se estaba dando el salto de la fotografía analógica a la digital.

Entonces pensó «voy a coger yo la cámara» y se atrevió a comprarse una digital «de las primeras que salieron» y después de unos meses como acompañante de fotógrafos en bodas, observando que aquella tecnología era una ventaja, a pesar «de ser cámaras malísimas», que tardaban en enfocar, se convirtió él en fotógrafo. Ese verano comenzó a realizar sus primeras bodas en solitario, «jugaba con ventaja, porque mis fotos eran perfectas, ajustadas, recortadas», algo que agradó a sus clientes.

Y ahí «cree una marca diferente», reconoce, asegurando que actualmente sigue realizando una marca de calidad en sus fotografías.

Después saltó al mundo de la publicidad, ofreciendo su producto a empresas sorianas, con una publicidad completa u ofreciendo sus primeras creaciones de páginas webs, algunas que todavía conservan las empresas.

«He seguido siempre trabajando con fotógrafos», afirma, colaborando en distintos proyectos y tareas y también haciendo sus propios trabajos, hasta que pasó a ser el fotógrafo de una tienda haciendo bodas, comuniones y otros encargos, mientras mantenía sus páginas web y publicidad.

A sus 51 años, aunque no los aparenta, este soriano lleva ya una década en El Burgo de Osma, y desde septiembre de 2015 con una tienda de fotografía en la calle Mayor, aunque si en algún sitio es fijo es en cualquier evento de calle, inmortalizando cada escena, idea, sentimiento o detalle a través de su objetivo. «Aunque luego no se valore», lamenta.

Ahora su trabajo se basa en la diversificación, fotógrafo, retoque, cursos y un producto que, como compendio de todo lo anterior, se ofrece al campo de la publicidad para pymes que ya no tienen que contratar a varios especialistas, porque con él lo pueden realizar todo. A eso suma marketing on line y las redes sociales y también realiza pequeños vídeos.

Lamenta que no se valore el trabajo de la fotografía, a pesar de que llegue épocas como comuniones, pero que el usuario no aprecia el trabajo de un fotógrafo y elige teléfonos móviles o amigos, en vez de profesionales, aunque luego se lamenten.

Por eso recuerda que «nuestra historia queda registrada en la fotografía» y se entristece pensando que ya no se imprimen fotos, que se guardan en el móvil y muchas veces se borran y así se pierden recuerdos, «si no están las fotos no lo recordarás», especialmente ahora que, como hacían los reyes con los cuadros, todos podemos quedar inmortalizados para la eternidad a través de un click.

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