Jesús Ruiz: «Volar como las aves da envidia y no sólo a quien le gustan los pájaros»

Pregunta.– ¿Por qué anilla usted pajarillos?

Respuesta.– Es una parte más de la ornitología. Me acerqué a los pájaros hace muchos años. A los diez me regalaron unos prismáticos y a partir de ahí me gustó el asunto. Despues conocí el tema del anillamiento y empecé asistir a los cursos y me hice anillador.

P.– Con lo bien que viven en libertad…

R.– Y siguen en libertad. Sólo los cogemos, los tratamos, les ponemos una pequeña anilla y cogemos unos pocos datos. Tratamos de tenerlos el menor tiempo posible y los volvemos a liberar.

P.– Una conclusión inesperada.

P.– Seguramente el conocimiento de la migración, cómo migran; si viajan en determinados momentos, cómo lo hacen, por qué paran en determinados sitios antes de continuar el viaje. Luego se pueden tener otros datos, de tamaños, de edades. Con el anillamiento se obtiene mucha información que de otra manera no se podría tener. Hoy han evolucionado las técnicas y empieza a haber otros sistemas paralelos al anillamiento.

P.– ¿Tiene muchos pájaros en la cabeza?

R.– Creo que sí, todo el tiempo libre lo dedico a los pájaros. Quizá tenga cientos. Todo mi tiempo de ocio lo dedico a los pájaros. A la lectura también, pero enfocada a los pájaros. Dedico mucho más tiempo a la observación y a tomar datos de lo que veo o escucho. Me aporta por ejemplo sosiego. Mucho. El anillamiento aporta sosiego y quita estrés. Y los fines de semana madrugo para irme al campo. Cuesta pero es una gozada. Una vez que estás en el campo es la paz absoluta, y más aquí en Soria.Ya hay sitios en que recomiendan la observación de aves como una mini lucha contra el estrés, por ejemplo.

P.– ¿Tengo que anillar a mi periquito?

R.– En teoría los pájaros exóticos o los que se compran en pajarería vienen ya anillados, pero eso lleva una regulación distinta y son anillas especiales para ese tipo de pájaros porque el trato de esas aves lleva una regulación específica.

P.– Trabajan únicamente con pequeñas aves comunes.

R.– En el anillamiento se puede acceder a otro tipo de aves, pero lleva otro proceso. Yo no lo hago, pero hay gente que sí. En nidos de rapaces, para hacer un seguimiento, incluso a algunas se les coloca radiotransmisores.

P.– ¿Qué aporta a los humanos ese conocimiento pajaril?

R.– Como todo conocimiento, el saber más. En algunos casos nos hace ponernos en guardia. Saber de esas aves nos indica qué hay que proteger, no solo a las aves, aunque éstas son las pioneras en cuanto a que son más visibles. Las aves nos indican también como están esos hábitats. Además del anillamiento hay otros programas de seguimiento.

P.– Una hazaña avícola que parezca increíble.

R.– Relacionado con la migración puede haber montones de hazañas, porque pájaros que pesan diez gramos, o incluso menos, son capaces de hacer cada año viajes de 10.000 kilómetros con solo su potencial, alimentándose aquí o allá. Creo que es una hazaña. Hay pájaros más grandes que hacen viajes mayores todavía. Pero aquí en concreto hacemos una campaña de una especie que está protegida, en una zona húmeda de Fuentecantos (ahora estamos en ella) y cogimos un pajarín que está protegido a nivel europeo por su escasez, el carricerín cejudo. Viene del límite de Polonia, Bielorrusia o por ahí y en su camino de vuelta pasa por Francia. El otro día cogimos uno anillado en Francia. Pues viene por aquí y continúa viaje hasta África. Ocho mil, 10.000 kilómetros. Atraviesan el desierto del Sáhara. Seis u ocho años después ha hecho el viaje a África seis o siete veces… ida y vuelta.

P.– Aquí también se migra y mucho.

R.– Debe de ser por motivos similares. Cuando no encuentras qué comer o dónde asentarte buscas mejores sitios… Es lo que hace o hemos hecho mucha gente. También yo.

P.– ¿Nos estamos quedando sin gorriones?

R.– Cada vez tenemos menos. Es una de las especies que siempre es muy abundante porque se ha acomodado bien, pero nuestros cambios de hábitos le han afectado profundamente. Hay ciudades europeas en que han desaparecido del todo. Esas cosas dan alertas. En España no han desaparecido pero han bajado mucho. Por eso los seguimientos.

P.– ¿Por qué enjaulamos?

R.– Imagino que porque nos gusta tener contacto con la naturaleza, como se tiene un perro y no todo el mundo tiene al perro bien. El pájaro es que además no sale, al menos al perro se le saca y pasea y puede disfrutar. Pero la vida del pájaro en una jaula es pobre. Estan mejor en el campo.

P.– ¿A quién afecta más el cambio climático?

R.– Nosotros estamos más preparados para combatirlo. Ellos lo intentan pero no se adaptan a la velocidad que les estamos sometiendo. En algunos casos no sé si vamos a llegar a tiempo.

P.– Imagine un mundo sin aves.

R.– Prefiero no imaginarlo. Un mundo sin aves querría decir que está muy cerca el final del mundo.

P.– ¿Qué haría usted si le crecieran las alas?

R.– Supongo que volar. Sí. El hombre siempre ha tenido esa ansia y por eso hemos creado aviones. Volar con la libertad que vuelan las aves genera envidia y no solo a quienes les gustan los pájaros, a todo el mundo.