Heraldo-Diario de Soria

Sociedad

"El cuerpo humano es como el mapa del atlas"

Fue durante la pandemia cuando Adrián Otero, de El Burgo, decidió centrarse en el culturismo. A sus 37 años, ya en Rumanía alcanzó el título de Míster Universo en esta modalidad deportiva. Su sueño es ir a Estados Unidos, que es donde se encuentra la meca de esta disciplina

Culturista.

Culturista.REN

Publicado por
Ana Hernando
Soria

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Las horas de dedicación, sacrificio y esfuerzo van dando su recompensa a Adrián Otero, un joven de El Burgo de Osma que se ha proclamado campeón del mundo de culturismo natural y que sueña con «poder ir a Estados Unidos que es la meca del culturismo», afirma.

Tras lograr en Rumanía el título de Míster Universo en esta modalidad deportiva, culmina un camino que ya había ido realizando con hitos como el tercer puesto de mundo o el segundo a nivel europeo, y que seguirá trazando compaginando esta pasión deportiva con su trabajo, vinculado también a la práctica deportiva, con el gimnasio La Base Workout en El Burgo de Osma, que dirige junto a su pareja, Andrea.

Decidieron emprender su negocio hace dos años y «logramos hacer de la necesidades virtud», contando así con unas instalaciones donde tanto él como otros aficionados a fitness pueden trabajar la musculatura, porque para desarrollar las piernas, por ejemplo, se necesita una infraestructura determinada, con conjuntos de maquinaria que le ayudan a su labor.

Para lograr este premio asegura que no hay grandes trucos, sino que hay que trabajar el cuerpo «desde diferentes ángulos», asegurando que «el cuerpo humano es como el mapa del atlas», por lo que requiere definición muscular, algo que ha logrado gracias a sus estudios y su aplicación en el negocio que Otero y su pareja regenta en El Burgo.

Aunque detrás de este premio hay también muchos años de trabajo, «llevo más de diez vinculado a este deporte», afirma Adrián que reconoce que fue durante la pandemia cuando comenzó a centrarse en el culturismo «de forma profesional», lo que le ha permitido «llegar a una cuota de excelencia, tras muchos años de trabajar la base». Por tanto no es fruto de la casualidad, porque se trata de un trabajo «estoico que puedes extrapolar a la vida», apostando por la superación y el crecimiento físico y mental. Por eso anima a todos a que «no tengan miedo de trabajar, porque todo llega», asegurando que en su caso además de sentirse satisfecho con el resultado lo está también con el proceso de trabajo que ha tenido hasta llegar aquí.

«Es artesanía pura», explica a la hora de definir el cuerpo del culturista, porque hace falta contar con un cuerpo «equilibrado y armónico», define Otero, por lo que hay que trabajar para que esté compensado y no haya fallos, para lograr «ese efectivo visual llamativo en el que no haya nada que destaque», apelando al equilibrio que deben guardar el tren inferior y superior.

A sus 37 años considera que está en su mejor momento físico para esta práctica deportiva, porque «todavía no he perdido mucha fuerza y la capacidad física y fuerza muscular es estable», por lo que entre los 35 y 45 considera en momento óptimo para lograr resultados.

El culturismo ha ido ganando adeptos entre las nuevas generaciones, como pueden constatar Adrián y Andrea en su gimnasio. Por eso anima a los más jóvenes a llevar un estilo de vida saludable y compaginarlo con el deporte.

Aunque se sonroja cuando se la califica como referente, asegura que su deseo sería poder «influir en la gente joven en que si tienen una ilusión y un sueño se atrevan y, aunque fallen, lo intenten», poniendo como ejemplo que este deporte es un «ensayo error» y asegurando que en su caso él es un deportista promedio, no considerándose prodigio.

Para él también es clave la alimentación, de hecho ha vencido en la modalidad natural donde pasan fuertes controles antidopaje. Por eso, durante su entrenamiento cuida el descanso, la alimentación o los entrenamientos de cardio y de frecuencia, «eres como un soldado» explica explicando que hay que ser disciplinado, pero reconoce que «este fin de semana me voy a apretar una paella». Siempre compagina el deporte con el entrenamiento: «Nos movemos mucho en bici, caminando, pesas o con los perros» y sin dejar a un lado la vida social, también muy importante. «Es como el que se prepara una oposición», considera puesto que hay meses o temporadas de mayores sacrificios, pero «la clave es la repetición» y por eso apela a los consejos de Simeone «si se quiere se puede» y añade que «el esfuerzo no se negocia», por lo que como entrenador explica a sus alumnos que lo importante es «estar a la hora, escuchar y hacer caso, y el trabajo duro».

Adrián asegura que no hay más truco que ese y una regla «cuando menos puedes, cuando más fastidiado estás es cuando más tienes que poder», por eso él, cuando «entro en la zona no tiro la toalla».

Ahora se siente abrumado por la repercusión que ha tenido su premio y agradece tanto a los vecinos, como a su familia, a la prensa y a la comunidad, las muestras de cariño que le trasladan, «estoy viviendo una especia de resaca», reconoce, aunque asegura que «cuando más se aprende es cuando tropiezas porque te da la oportunidad de seguir progresando».

Este burgense, de madre de Ucero y padre de Alcubilla del Marqués, está muy vinculado a la localidad, tanto por su vida personal como por su negocio y confía en poder lograr su mayor trofeo: «Poder desarrollarme este deporte con 65 años».

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