Heraldo-Diario de Soria

Los gatos de El Burgo de Osma, por orden de lista

El colectivo animalista Bigotes Invisibles empieza a realizar un censo para controlar el número de gatos, un animal depredador que pone en jaque a otras especies

Una gata se interesa por una abeja.

Una gata se interesa por una abeja.ANTONIO CARRILLO

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Soria

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La Asociación Bigotes Invisibles comenzará, en las próximas semanas, a realizar un censo para cuantificar el número de gatos que ocupan el término municipal de El Burgo de Osma y saber su ubicación. El Ayuntamiento ha encomendado a la Asociación Bigotes Invisibles el trabajo de controlar las colonias, ya que el aumento de las mismas puede suponer un problema de salubridad.

Por su parte, este colectivo en colaboración con el Colegio de Veterinarios de Soria llevará a cabo la esterilización de los ejemplares, sobre todo de las hembras, para garantizar la supervivencia de otros animales, puesto que los gatos se relacionan con la extinción de 63 especies de vertebrados según los expertos, informa Ical.

Paralelamente en este trabajo de control de los felinos participa el Colegio de Veterinarios de Soria que será el encargado de esterilizar a los animales; identificarlos con microchip; y dispensar las medicinas adecuadas a aquellos que estén enfermos o contengan parásitos.

La bióloga María Carmen Pascual se ha unido hace poco al colectivo Bigotes Invisibles, y subraya la importancia de tener controladas las colonias para garantizar la supervivencia de otros animales como las lagartijas o los pájaros. Los gatos generan problemas de convivencia y son cazadores muy eficaces, características, alude, a la que no no se le da mucha importancia, a pesar de que genera un impacto medioambiental en el sitio en el que se asientan. “Si el gato está suelto genera un impacto espectacular en las poblaciones de animales silvestres de alrededor, caza muchísimos pájaros, lagartijas culebras y ratones. Es decir, sino hay un control pone en jaque la cadena trófica”, cuenta.

Al respecto, Pascual pone el ejemplo de lo que ocurre en las Islas Canarias, Comunidad pionera en este tipo de actuaciones, ya que el aumento de las colonias de gatos propició que los cabildos tomarán medidas para evitar los daños que ocasionan a la biodiversidad del archipiélago. La proliferación de gatos sin control pone en riesgo a especies en peligro crítico, entre las que se encuentran algunas tan emblemáticas como los lagartos gigantes de El Hierro, La Gomera y Tenerife, la pardela cenicienta o el pinzón azul de Gran Canaria.

Para el Ayuntamiento de la villa de la Ribera del Duero el control de las colonias felina llega para cumplir con la nueva Ley de Bienestar Animal que convierte a las administraciones locales en responsables civiles de todos los gatos asilvestrados que viven en sus municipios.

Al respecto, Pascual indica que la Corporación municipal se mostró preocupada por la repercusión sanitaria que pueden ocasionar. “Si un gato callejero le da un zarpazo a un niño o le muerde puede transmitirle la rabia o la sarna”, reconoce para indicar que los gatos transmiten muchas enfermedades debido a que es un animal curioso que se mueve “muchísimo”.

La pasada semana, el Ayuntamiento de El Burgo, la Asociación y el Colegio de Veterinarios firmaron un convenio de colaboración para censar, controlar y alimentar todas las colonias de gatos. Las tres partes han establecido un protocolo que garantiza que el Ayuntamiento cumpla la ley.

La asociación se encargará de localizar a los gatos sueltos, identificarlos, hacer un censo y capturarlos con una jaula trampa. Los veterinarios valorarán a los animales, los desparasitarán y los esterilizarán antes de devolverlos a su lugar de origen. El Colegio de Veterinarios de Soria volcará los datos en un programa específico para controlar a las poblaciones felinas.

Posteriormente, esta asociación también debe encargarse de su alimentación; solo un número autorizado de personas podrá alimentar a las colonias de gatos del pueblo para así garantizar que la medida funcione, si algún otro vecino alimenta a los felinos y es localizado por la Policía Municipal podrá ser sancionado.

En los últimos años, debido a la amplitud del término municipal de El Burgo, el número de gatos ha aumentado significativamente. Las voluntarias del colectivo, que suman cuatro en total, se encargaban de dar de comer algunos gatos asilvestrados y a algunos les proporcionaban un nuevo hogar. Sin embargo, el aumento de los ejemplares les hizo ver la necesidad de formalizar este trabajo animalista, ya que necesitaban ayuda económica.

Los pasos a seguir pasan, según apunta la bióloga, por garantizar alimentos a los animales para tener los animales a las mejores condiciones físicas, y en el caso de que requieran medicación pues hacerlo a través de la comida, tras lo cual llegaría la esterilización. “Una vez que los tienes más o menos estables en varios lugares a los que ellos están acostumbrados a acudir a por comida, empezaríamos a capturar animales para su esterilización y que la población no aumente. El programa se mantiene a lo largo de los años para que paulatinamente las colonias disminuyan”, precisa para insistir que no es una erradicación radical sino progresiva para lograr que el hueco que legan pueda ser cubierto por los felinos cercanos.

El aumento del número de huertos ha provocado, según el colectivo, un mayor número de focos cuyos ejemplares están acostumbrados al trato con las personas. Es por ello, que el colectivo, toda vez que empiece a controlar a las poblaciones, exigirá que no se dé comida a los asilvestrados y se realizará un listado de personas que sí podrán hacerlo bajo autorización. “Si los animales se acostumbran a la gente es más fácil capturarlos”, apunta.

El programa de actuación se realizará, en primer lugar, en El Burgo de Osma, pero la Asociación considera que después se deberá trasladar a las 15 pedanías de la villa episcopal, ya que en el momento en el que se reduzca la población de gatos de El Burgo, los de los pueblos alrededor cubrirán sus huecos.

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