ENTREVISTA / DANIEL CANO DE VICENTE
«Hay familias para las que es muy duro cuando llegan las ocho de la tarde»
Sin pelos en la lengua, habla de los cuidados invisibles de la enfermería, del recuerdo a los muertos además de la necesidad de aplausos y de lo que echa de menos en la sanidad soriana. Enfermero de profesión y vocación, este joven forma parte del Covid de Atención Primaria y no echa más horas porque no puede.
Pregunta.– ¿A qué hora ha llegado hoy (viernes 24) a casa?
Respuesta.– Pues hoy me pillas descansado, he salido a las tres de trabajar y si te digo la verdad me he echado una siesta de tres horas ni más ni menos para recuperar el sueño perdido. Hay días que tenemos que hacer más horas, no por falta de personal, ya que se ha ido ampliando la plantilla de forma progresiva en función de las necesidades que han ido surgiendo en materia de test rápidos y pruebas PCR. De una plantilla inicial de 4 personas, actualmente somos un equipo mucho más amplio, y estamos entre 10 y 15.
P.– Enfermero en el programa Covid 19, habrá metido horas imagino.
R.– Sí, hemos metido horas. Y si pudiese le metería más. Llegar a casa estando realizado y la sensación de hacer las cosas bien llena mucho. Nuestra base de trabajo está en la Milagrosa, ahí nos reunimos y organizamos cómo va a ir la mañana y la tarde. Quiero recalcar el trabajo de los voluntarios de la Cruz Roja, que son los que nos llevan en ambulancia y sin ellos estaríamos vendidos. Vamos a residencias, ahora se ha incrementado al centro cívico Bécquer con pruebas para policías y guardias civiles. Vamos un poco barriendo la provincia, para los test rápidos y las PCR.
P.– ¿En qué le ha cambiado ‘esto’?
R.– Antes de empezar a trabajar en este programa, mi trabajo lo realizaba en el laboratorio del centro médico PAMA, pero en el momento que recibí la llamada para empezar en este equipo no dude ni un segundo. Al final es lo que tiene mi profesión, que es vocacional y lo que quieres es ayudar. Llego a casa cansado más mentalmente que físicamente, pero la satisfacción al meterme en la cama es increíble. Me imagino que como en vuestro trabajo, que hay que estar siempre al pie del cañón. Ojalá todo el mundo pudiera experimentar esa sensación alguna vez.
P.– A ver, ¿para qué no está preparado?
R.– Veo que a mucha gente cercana a mí le está tocando este tema de forma directa. Están demostrando mucha fuerza y esos son los verdaderos campeones. Creo que no podría soportar pasar por la situación de que a mi familia le pasase algo.
P.– ¿Qué realidad ha conocido que no sabía que existía en su ámbito?
R.– Más que en mi ámbito, lo que más me ha sorprendido es cómo la gente ha valorado todo nuestro trabajo, no solo el nuestro sino de todos aquellos que están en primera línea, bomberos, policías, supermercados... Lo que no quiero es que todo este apoyo que se está dando una vez se acabe se pierda y se vuelva a lo de antes.
P.-¿Cómo le dice a un anciano que tiene coronavirus?
R.– Siempre desde la empatía, y sobre todo desde el lado positivo. Frases como «el bichillo ese malo no va a poder con nosotros» siempre les alegra.
P.– ¿Qué no ha querido ver o escuchar?
R.– Lo que más pena me da es que ves la tele y escuchas que hoy tantos muertos, al día siguiente algo menos… Nos hemos acostumbrado a escuchar que hay 800 muertos y 800 muertos son muchos. Y más que no he querido ver, ha sido a quién. Llevo desde que empezó esto sin ver a mi familia. Creo que no podría soportar que les pasase algo.
P.– ¿Por qué sí o por qué no se replantearía en estos momentos su profesión?
R.– Ahora mismo no me lo replanteo, y si en algún lo he hecho ha sido por la carga mental que tiene mi profesión al trabajar con personas, que por otra cosa.
P.– Algo para pensar.
R.– Que al final un enfermero, un médico van al hospital pero no manejan piezas, sino personas. Ya no solo el trabajo es mental, tienes que acompañar a la persona y hacerla sentir que no tenga miedo. Hay mucho trabajo que no se ve. Los cuidados invisibles en enfermería no están reconocidos y son muy importantes. Habría que reconocerlos un poco más.
P.– Lo último que se ha cuestionado.
R.– Lo que me daría rabia es que después de todo este apoyo que se nos ha dado, una vez acabe todo esto, la labor de los trabajadores esenciales y en mi caso sanitario, quede en el olvido.
P.– No le voy a preguntar cómo valora la sanidad soriana, pero sí qué echa de menos.
R.– Como soriano, tuve que irme a Zaragoza a trabajar unos años. La duración de los contratos aquí en Soria son temporales, de algunas semanas o los meses de verano. Allí al ser una ciudad más grande hay más oportunidad laboral y te da una estabilidad que no se puede conseguir en Soria. Si me diesen la oportunidad, trabajaría aquí siempre. Lo que más echo de menos es esa estabilidad laboral.
P.– ¿Por qué escucha usted los aplausos?
R.– Es un momento que te hace sentir que estás haciendo las cosas bien. Cuando me toca aplaudir desde casa lo que hago es mandar todo el ánimo a todos los que estamos luchando en primera línea para que esto se acabe lo antes posible.
P.– Aplausos sí, pero acompañados ¿de qué más?
R.– Entiendo que la hora de salir al balcón es una oportunidad para olvidarte de lo que estamos viviendo, relacionarte con los vecinos y respirar ese aire que hay veces que nos falta a lo largo del día. Pero hay que acordarse de todas las víctimas también y todos los familiares que han perdido a alguien cercano. Parece que llegan las 8 y hay música y es una fiesta, pero también hay familias para las que es muy duro cuando llegan las 8 de la tarde. Los aplausos se necesitan, te dan vida, pero hay que acordarnos de la gente que ha perdido familiares.
P.– 20 segundos para pedir, si lo necesita, un mayor reconocimiento para su gremio.
R.– Estoy orgulloso de ser enfermero y de cómo es la gente. Lo único quequiero se que senos valore. Lo que llamamos cuidados invisibles llevan mucho tiempo. Llegas 15 minutos antes, el tiempo que estás con cada paciente, yo he llegado a estar jugando a las cartas con algún abuelillo del hospital cinco minutos. Eso no sale en ningún sitio oficial pero es tiempo que a él le alegra. Y eso vale igual que cualquier medicación.
P.– Habla de valoración. Ahora va y dejan a los consejos generales de colegios sanitarios sin voz... Médicos, enfermeros, dentistas, veterinarios...
R– No me quiero meter mucho en este tema y que se malinterprete. Pero creo que todo el mundo hablamos de todo, sin saber de nada y habría que tener en cuenta a los grupos que mas sepan de cada ámbito. Es en estos momentos cuando más unión y comunicación tiene que haber, ya que 100 voces conocedores del tema van a ayudar más que uno. Eso siempre.