Heraldo-Diario de Soria

ENTREVISTA / ALBERTO JIMÉNEZ CARRERA

«Hay que seguir mirando a las estrellas porque dan perspectiva y respuestas»

Entre la historia de la tierra que pisa y las estrellas que divisa, media la rebeldía de este borobiano. Al frente del Observatorio Astronómico, escribe el epílogo más personal de la crisis y se atreve a pensar en qué pasaría si los aerosoles ‘marcharan’ hacia arriba.

Alberto Jiménez, al frente del Observatorio de Borobia.-HDS

Alberto Jiménez, al frente del Observatorio de Borobia.-HDS

Publicado por
P. PÉREZ SOLER
Soria

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Pregunta.– ¿Qué contará mañana la historia de estos momentos?

Respuesta.– Contará que el segundo milenio comenzó con una gran crisis del sistema capitalista, a la que sucedió, cuando todavía no nos habíamos recuperado de ella, la primera gran crisis sanitaria global, como es esta pandemia de Covid que tenemos encima...

P.– ¿Y de nosotros?

R.– Que ambas crisis nos pillaron desprevenidos y, ni supimos preverlas, ni supimos cómo reaccionar ante ellas, pese a todo el conocimiento acumulado… Somos la generación sorprendida.

P.– ¿Qué ve usted en el cielo azul de Borobia?

R.– Mucha pureza. Pero representa también una pureza que podemos aprovechar para mirar más allá con nuestros telescopios y ver la inmensidad del universo.

P.– Historiador polifacético, ¿qué se le da mejor? Lo digo por lo que tiene de astrónomo.

R.– Mi formación académica fue como historiador, y he invertido 14 años de mi vida realizando una tesis doctoral de historia sobre Borobia con más de 1.500 páginas escritas. Supongo que eso me convierte más en historiador que en astrónomo. Aun así es la astronomía lo que me da de comer… por lo que hA de ser las dos cosas.

P.– Lo último que ha leído en las estrellas.

R.– La gran paradoja humana, de la comunicación humana, en el sentido de que todos los seres humanos del planeta vemos las mismas estrellas. Es un punto que nos une a todos a pesar de vivir en diferentes puntos y tener culturas distintas. Cuando todos miramos arriba vemos el paisaje común de las estrellas, la misma visión.

P.– Dígame, ¿de qué se sale Borobia fuera del canon, oiga?

R.– Su fuerte identidad y su sentido de independencia, relacionado con su historia y también con su cultura rayana y moncaína, que mezcla influencias de Castilla, Navarra y Aragón. Pero lo que la hace singular es especialmente su historia, ya que sus vecinos estuvieron luchando 500 años contra el poder establecido por recuperar sus derechos comunales. No hay que olvidar que los borobianos hicieron dos revoluciones fallidas: en 1652 intentaron abolir el sistema feudal, y en 1810 ocuparon las tierras del señorío y las repartieron entre los vecinos, siendo la primera vez que esto ocurre en España, y sucede 60 años antes de la Comuna de París, con la que se puso en relación. Borobia fue un pueblo rebelde y eso es una forma de ser que da identidad al pueblo, que ha dejado huella. 

P.– Recuerdo años ha que en Borobia hubo votos para la extinta HB. ¡Qué radicales!

R.– Bueno, cada cosa tiene su sentido en su momento. Y eso tuvo el sentido de voto de protesta. El inconformismo que ha habido aquí en Borobia se ha expresado de diferentes maneras en diferentes épocas. En aquella época creo que se expresaba de esa manera.

P.– La escenografía del virus es fea. Dígame un título.

R.– Creo que sería algo así como la gran depresión del siglo XXI.

P.– Resuma el epílogo histórico para esta historia contemporánea.

R.– Lógicamente, puestos a soñar, ojalá fuese el momento de la reflexión humana, una reflexión colectiva para corregir todos los errores del sistema que nos ha llevado a este punto. Y que a nivel de crisis sanitaria nos ayudara a construir, una vez que salgamos de ella, un mundo más solidario y que dé mejor respuesta a las necesidades de los seres humanos y de la necesidad en general. Un mundo más amable para las personas.

P.– ¿La historia se escribe según quien la cuente o según quien la calle?

R.– Buena pregunta. Creo que son ambas cosas. Realmente la historia está compuesta también de silencios, no solo de hechos. Y esos silencios son tan sugerentes o más que los propios testimonios.

P.– A propósito del libro que escribió, 500 años de rebeldía, ¿qué tiene usted de rebelde?

R.– Creo que sí tengo algo de rebelde, porque no en vamos fui hace años uno de los primeros insumisos de España, que se negó al servicio militar. De una manera u otra, siempre por convicción, he sido una persona sensible a los problemas que me rodean. En este caso también por el hecho de vivir en el medio rural. Y eso me convierte en alguien rebelde porque cuando alguien adopta una perspectiva crítica con respecto a lo que tiene alrededor, lógicamente es fácil que acabe enfrentándose de alguna forma con el sistema.

P.– ¿Y ante qué se rebela ahora?

R.– Hoy me rebelo ante la despoblación de los pueblos sobre todo, ante esta gran catástrofe que tenemos encima y que padecemos en esta provincia: la desaparición para siempre del medio rural con lo que ello conlleva porque no es solo el aspecto económico. En el medio rural hay una cultura y una identidad de siglos que es de la que hemos venido, nuestras familias, nuestros abuelos. Esa gran cultura que viene de siglos estamos a punto de perderla para siempre. Me parece una gran catástrofe, a nivel cultural y de España.  Se pierden identidades propias y cada vez que se muere un pueblo podríamos decir que se muere una estrella en el cielo.

P.– ¿Por qué prefiere el cuarto creciente y no la luna llena?

R.– Para un astrónomo la luna llena contamina lumínicamente el paisaje y el cielo, y no nos permite ver bien los detalles de su inmensidad. Sin embargo, en el cuarto creciente vemos luz, cuando miramos con el telescopio la luna se ve muchísimo más bonita, con más detalle y con capacidad de verla tridimensional. Para nosotros es mucho más bonito.

P.– Fue director del Observatorio de Borobia y hoy su responsable. ¿Por qué hay que seguir mirando las estrellas con lo que tenemos aquí abajo?

R.– Las estrellas hay que seguir mirándolas por dos razones. Una es porque nos dan perspectiva a la hora de mirarlas. Y porque también nos dan respuestas a las cosas fundamentales que andamos buscando siempre. De dónde venimos, quiénes somos y a dónde vamos. Y esas respuestas, o gran parte de esas respuestas, están en el cielo.

P.– ¿A qué me ayuda la astronomía hoy?

R.– La astronomía hoy, como siempre, nos ayuda a comprender como es el mundo en que vivimos. También sobre todo a ir un poco más allá a lo que tenemos en la vida diaria. En astronomía podemos expresar las ideas punteras de la ciencia que luego repercutiremos en la propia sociedad. Es lo que nos exige quitar la mayor capacidad y mayor esfuerzo de trabajo a la hora de investiga. Tiene un campo tan amplio de acción como el universo, que no acaba nunca. Somos astronomía porque al final todo depende del firmamento como planeta que somos. La agricultura depende de las estaciones, las estaciones de la posición que tenga la tierra respecto al sol. Todo lo que tenemos alrededor es astronomía. Nosotros mismos lo somos: vivimos en un planeta que no es más que una pequeña bola a la que hemos llamado Tierra y que gira alrededor de otra a la hemos llamado Sol. Y no estamos solos en el universo, sino que somos una parte ínfima de esta galaxia.

P.– ¿Se imagina que todos los aerosoles del virus se fueran hacia arriba? A las estrellas del Universo, digo.

R.– Eso daría para un buen argumento de película de ciencia ficción, lógicamente. Pero desgraciadamente no va a ser así, aunque sería deseable. Pero parece más un argumento de ciencia ficción.

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