Heraldo-Diario de Soria

QUINTA ESQUINA / JOSÉ LUIS VICENTE CANO

«Hemos cambiado la forma de enfocar la vida y seguramente la abrazo de manera distinta»

A este hombre racional, amante de la justificación numérica y la documentación escrita, se le acaban de golpe algunas respuestas hace año y medio. El libro 'Covid 19. Un año de pandemia en Soria', que él ha coordinado, es un cofre para mantener abierto, una porción de historia, vivencias de un tiempo oscuro... El director de Gestión del hospital Santa Bárbara habla de esfuerzo, impotencia, solidaridad, de que "las cifras son antes necesidades" y hasta de cómo se abre paso la vida. (El día en que José Luis fue a la cárcel a por camas para el hospital sigue ahí, como un clavo oxidado que mejor 'dejarlo estar').

José Luis Vicente Cano.-GONZALO MONTESEGURO

José Luis Vicente Cano.-GONZALO MONTESEGURO

Publicado por
P. PÉREZ SOLER
Soria

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Pregunta.-¿Por qué un hombre de números escribe un libro de experiencias tan humanas?

Respuesta.-El origen del libro fueron los números. Los números fueron los que iniciaron el camino del libro, pero vimos que se quedaba muy corto solo con números y la idea fue completarlo con experiencias que creo que enriquecen el propio libro.

P.-Yo lo que quiero no es comprender, sino olvidar. ¿Usted? 

R.-Creo que no se debe olvidar. No, no, nunca. La historia es necesario conocerla, entre otras cosas para no repetir todos los errores. Ante una pandemia tan… tan sufrida, tan grave, para nuestra provincia también, que conviene recordar para que determinadas actitudes, determinadas situaciones no se repitan. Procede recordar para que podamos recordar en el futuro. 

P.-Anteayer discutíamos en torno a mascarillas, la solidaridad, hoy sobre si es necesario el pasaporte covid. ¿Por qué discute?

R.-Yo no discuto. No creo que deba hacerlo. Pienso que hay grandes hitos que han marcado la pandemia, uno fue el confinamiento, que es evidente que cortó de raíz la transmisión en un momento en que era explosiva. Lo siguiente han sido las mascarillas. Las mascarillas no se pueden discutir, las mascarillas han continuado con esta contención necesaria. Y últimamente están las vacunas… Las mascarillas no son discutibles. Yo no discuto. Discuto con aquellos que no quieren ver la necesidad de la mascarilla o las ventajas que ha dado a esta sociedad.

P.-¿Qué gestiona mejor, números o emociones?

R.-Yo me dedico a los números. (Ríe). Estoy especializado en números y a eso me dedico. Lo que no quita para que me emocione y considere que las experiencias son fundamentales, sobre todo en esta pandemia donde ha habido tanto drama humano y el drama humano nunca puede ser números. El drama humano es individual y es fundamental contar lo que ha pasado y vivirlo también.

P.-¿Y cómo gestiona las suyas? Las emociones, hablo.

R.-Bueno… (Silencio). A todos nos cuesta gestionar las emociones. Soy una persona que intento racionalizar, pero también tengo mis momentos difíciles. Yo también lloré durante la pandemia y evidentemente hay que compartir. Compartir con los más cercanos y seguramente muchas veces soltar adrenalina. Pero bueno, soy una persona bastante racional.

P.-¿Y cómo se gestionan las cifras en una situación de falta de todo?

R.-Las cifras creo que quedan en un segundo lugar. Lo que surgen son necesidades, aunque al final todo son cifras. Nosotros nos desvivimos por las necesidades. ¿Que al final hay que encajarlas en unas cifras? Evidentemente. Nosotros lo que buscábamos era aportar todo lo posible a los profesionales para que ellos pudieran hacer de la mejor manera posible su trabajo. Y estuvimos volcados durante toda la pandemia pero especialmente en los meses más difíciles que fueron marzo y abril sin ninguna duda.

P.-Oiga, ¿cómo abraza la vida?

R.-(Repite la pregunta). Pues seguramente la abrazo de una manera distinta. Digamos que todos hemos perdido el contacto frecuente que teníamos, no tanto con los cercanos, como con esa gente que son visitas más ordinarias. Ha cambiado mucho nuestra forma de relacionarnos, de ver la vida, de enfocar la vida. Hay que reconocer que hemos cambiado todos. (Le preguntaba a usted, que cómo lo ha hecho usted). Es una pregunta difícil. No estoy pasando por un buen momento personal, todos hemos sufrido la pandemia. Hubo pérdidas en la familia que te están afectando mucho, con lo cual yo abrazo la vida de una manera distinta… No sé bien cómo contestarte. Nos ha afectado mucho, a nivel profesional pero también a nivel personal. La vida se abraza de otra manera.

P.-¿Qué es de lo que no lo gusta hablar?

R.-Yo hablo de casi todo. Pero bueno, hubo experiencias muy negativas que me marcaron, que quizá para cualquier otro pudieron pasar inadvertidas. Yo recuerdo los días de la pandemia con mucha oscuridad. Si tengo que poner día, un momento… El día que visitamos la cárcel para traer camas al hospital. Recuerdo aquel día de una manera muy negativa, un sentimiento de mucha frustración, mucho pesimismo. Lo recuerdo de manera muy negativa, es un sentimiento muy extraño de explicar. Aquellos días estábamos metidos en una vorágine, también interior, que me cuesta hablar y me cuesta recordarlo.

P.-Una casi tópica, pese a que no han pasado dos años, ¿qué es lo mejor de todo lo aprendido?, ¿con qué se queda de la retrospectiva?

R.-Me quedo sobre todo con el esfuerzo que ha hecho todo el personal sanitario y también me quedo con la solidaridad de la sociedad de Soria también. Me quedo con esos dos: el esfuerzo permanente del personal sanitario, que por cierto está exhausto, y también con la solidaridad.

P.-¿Usted se siente, es, mejor que antes o simplemente distinto?

R.-Puede que sea distinto. Lo que sí creo es que he hecho todo lo posible para ayudar a que se pudiera combatir este virus. En ese sentido, me siento mejor por haber hecho todo lo posible y haber realizado el máximo esfuerzo a costa de mi familia, seguramente. En ese sentido sí me considero mejor. No sé si soy mejor persona con otros, pero sí creo que he dado un servicio a la comunidad, como creo que todos los sanitarios. Y como toda la sociedad.

P.-Dice como toda la comunidad. Una situación así puede sacar lo mejor pero hay casos en que también lo peor de uno.

R.-Claro, claro que lo habido. Es indiscutible. Y lo sigue habiendo. Lo que pasa es que no podemos hacer de los comportamientos individuales un esfuerzo global de toda la comunidad. Claro que hay situaciones que a día de hoy siguen siendo censurables, comportamientos inadecuados que al final ponen en situación de riesgo a la comunidad o a los propios familiares. 

P.-La esperanza nos mantiene vivos ¿sí?

R.-Siempre. Siempre tiene que ser la esperanza, siempre hay que mirar al futuro y hacerlo con optimismo. Creo que se ha dado un ejemplo de mirar al futuro. En el libro había una frase final que decía ‘celebremos la vida’. La vida es un mensaje de mirar al futuro con optimismo. Creo que debemos mirarlo así.

P.-De todos los sentimientos, reacciones… que vio, sintió, ¿cuál es el más fuerte, a su juicio? ¿El miedo, la desesperanza, quizá?

R.-(Sin dudarlo). En algunos momentos la impotencia. Impotencia de poder hacer más de lo que se estaba haciendo. Todo el mundo se volcó y aun dando el máximo de cada uno, las pérdidas humanas fueron muy duras para el personal sanitario. Esa impotencia de no poder nacer más fue lo que más ha marcado. A partir de ahí, se puede hablar de cansancio, de miedo, de desesperanza, en algún momento se ha hablado de abandono. Pero es la impotencia de no poder hacer más.

P.-“Urge retomar viejas preguntas”, dice el poeta. ¿Cuáles son las suyas?

R.-La principal pregunta es por qué ha ocurrido esto; por qué esta sociedad no estaba preparada. Esta sociedad globalizada se consideraba invencible y… ¿por qué ha ocurrido esto? Me gustaría saberlo, por supuesto, y evitar en el futuro que no seamos tan endebles o tengamos tanta debilidad para encarar futuras epidemias como ésta. 

P.-¿Qué sentido nos aporta lo vivido, qué significado apuntala en el hombre?

R.-Debería apuntalar lo que hablamos. Primero la valoración de servicio público, sentimientos como la solidaridad, como la coordinación de actividades. Debería seguramente olvidar lo que es la política en un momento en que el virus no entendía de signo político. Deberíamos ver sentimientos positivos y no, como se convirtió en algunos momentos, un arma arrojadiza. Creo que es un tema que el personal sanitario no entiende y tampoco los pacientes. Ahí sí deberíamos todos hacer un esfuerzo por evitar contaminar de alguna manera un tema sanitario con un tema político. Sentimientos como la solidaridad siempre son positivos y la positividad también, si me permites. Intentar hacer propuestas de mejora hacia el sistema sanitario y también hacia las relaciones sociales que tenemos.

P.-(Ésta entre paréntesis. Me han dicho que usted a veces  lloraba).

R.-Sí, yo he llorado. Yo he llorado de impotencia; impotencia por no conseguir todo lo que yo sabía que se necesitaba. Yo lloraba, pero en todo caso creo que lloraba todo el mundo que estaba cercano a la pandemia. Creo que todos los que hemos estado allí cercanos, muchos días y muchas horas, y lo veíamos cerca… es difícil no llorar, no emocionarte, cuando veías tanto drama. (¿Y la última?). Quizá esté mal decirlo, lloro y se me encoge el corazón, aunque quizá no salgan lágrimas, cada vez que leo muchas frases del libro. En el libro rescato muchas frases y cuando las leo me sigo emocionando y una lágrima interior se me escapa. Sigo llorando, sí, sobre todo cuando todos estos testimonios me recuerdan la situación.

 

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