Heraldo-Diario de Soria

Entrevista. Giulio Zanette

“El traqueteo de un tren es casi uterino en la forma de mecerte, algo prenatal”

Tiene su aquel que un italiano foguee el espíritu del tren en Soria y lo haga subido a los raíles de forma frecuente antes que a la carretera. Atípico él e insólito su gusto por las vías, este traductor -miembro de Asoaf- prefiere una aldea para buscarse a sí mismo, trabajar... y todo eso que entraña vivir. En los pocos años que lleva en Soria, ha cogido más el tren que la mayoría de los sorianos en toda su vida. Dice que no teme descarrilar. Veamos.

Giulio Zanette.

Giulio Zanette.MARIO TEJEDOR

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Soria

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P. Sabemos de este mundo globalizado, pero dígame, ¿qué hace un italiano defendiendo el tren en Soria dentro de la Asociación Soriana del Ferrocarril, Asoaf?

R. Por un lado, socializar y contribuir al desarrollo del ferrocarril como medio de transporte, y también como herencia de mi pasado y como manera de moverse en el futuro, en principio. (¿Herencia de su pasado?, ¿ha sido maquinista, quizá?). No, tuve un abuelo que sí fue jefe de estación. Tengo algunas raíces y recuerdos de infancia asociados de forma positiva al ferrocarril. Y recuerdo que donde yo crecí, en mi época adolescente, fue un medio de transporte que me dio bastante libertad y posibilidad de explorar el mundo.

P. ¿De dónde le viene su devoción al tren?

R. Creo que por esas asociaciones positivas me ha quedado un poco la curiosidad de saber cómo funciona. Suelo ser muy curioso en general y me pregunto, por lo tanto, el por qué. Por qué una línea es de una forma, por qué han puesto este tren y no otro. Y me ha quedado la idea de verificar si se puede ir en tren a algún sitio que me interesa ir o no. Y, si se puede, normalmente voy.

P. Entiendo, por esa curiosidad innata de la que habla, que el tren en Soria le habrá suscitado bastantes preguntas.

R. Sí, desde luego. Una de las preguntas es por qué antes había muchos más trenes y ahora no los hay, por qué se eliminaron líneas. También por qué hay tan poca gente que coge el tren. Para mí es como una opción de mirar primero el tren y después el bus. Los horarios son los que son y es complicado enlazar; Soria está conectada con Madrid y poco más e ir a Zaragoza es como una aventura.

Siempre opté más por el tren que por el coche. A veces prefiero el coche por cuestiones de libertad, pero si son más de un par de horas prefiero el tren a conducir.

P. Apuesto a que ha viajado más en tren en Soria que la media de cualquier soriano.

R. Es posible, sí. A veces soy el único que sube a algunos trenes por la mañana.

P. Cuénteme, ¿qué lee en los raíles de Soria?

R. Normalmente leo los pinares de Machado y pienso en ese ir y venir y en ese descubrir un mundo nuevo, con recelo al principio y donde luego te arraigas y haces tu vida. (¿Eso le ocurre a usted?). Yo diría que sí.

P. De lo que conoce hasta la fecha, ¿qué provincia es Soria?

R. Es una provincia muy peculiar, diría yo. En parte la conocía ya antes. Es muy variada en términos de paisaje, pero que sea tan desierto humano en cierto modo la hace muy especial. Comparte con otras zonas una luz muy especial, muy rubia en momentos de la tarde, que otras naciones no tienen. Supongo que es un poco porque el aire es muy seco, mucho viento a veces. Hay momentos muy especiales en Soria.

P. ¿Qué hace aquí, en la provincia?

R. Buscar un sitio para estar bien, un lugar para explorar. Buscarse a sí mismo y a los demás en cierto modo. (¿Lo está consiguiendo?). Sí. Estoy muy agradecido a la experiencia. Es algo que decidí. No fue fácil al principio romper con lo que eran las costumbres de mi vida, dejar un trabajo, una casa... Fue un salto bastante grande, pero no me arrepiento. Estoy agradecido a la experiencia que estoy teniendo.

P. Hábleme de ese salto y por qué tomo la decisión de instalarse en Soria.

R. Anteriormente era funcionario, estaba dando clase como profesor y me vine a Soria en la época de la covid y el confinamiento. Me pareció que Soria iba a ser un sitio más tranquilo, menos frenético y en el fondo lo ha sido. Tenía ya ese recuerdo de un lugar muy natural, más lento entre comillas y menos apremiante. Menos estresante. Yo procedo de Italia del Norte, no conozco bien el Sur y, aunque crecí en un contexto provinciano, digamos que el nivel de frenesí a la hora de hacer las cosas, lo urgente que se considera todo, es bastante mayor a lo que sucede en Soria.

P. Seguro que este ser  'provinciano' del que habla es diferente aquí que allí.

R. Diría que sí. La distribución de la población es completamente distinta. De donde yo procedo, acaba un pueblo y el polígono de uno se junta con el final del polígono del siguiente. Aquí las distancias son mucho más dilatadas.

P. ¿Cómo es vivir en una aldea, La Seca?

R. Es un encuentro muy agradable. Pautas tu propio ritmo o te dejas llevar por lo que desea el cuerpo en ese momento. Al ser autónomo gestiono mis propios tiempos. Y en un día de sol puedo salir a pasear a las dos de la tarde, que en un mes de enero es la mejor hora para salir. Yo lo encuentro mucho más libre.

P. El dicho dice que esa libertad tiene un precio.

R. Diría que en términos de servicios un poquito. Pero si lo gestionas bien hace falta planificar un poco más. En una aldea hay cosas que puedes planificar y hay cosas que no. Lo que no puedes hacer es bajar al súper porque has olvidado algo para hacer una receta. Pues no. Tienes que cambiar de receta. Pero el resto es un tipo de vida que a mí me conviene.

P. Tradúzcame el silencio que respira en La Seca.

R. Pulsante y vivo al mismo tiempo.

P. ¿Qué es lo mejor que le ha pasado en un tren?

R. (Ríe). Conocer a una pareja.

P. ¿Qué hace cuando un tren se le escapa?

R. Depende de dónde esté. Hace años esperaba al siguiente. Si estoy en Soria me busco un sitio para dormir porque el siguiente suele ser al día siguiente. Me ha pasado solo una vez. Intento reaccionar de forma abierta a lo que la vida trae.

P. ¿Y qué ocurre cuando descarrila? Usted, no el tren.

R. Sí, sí. (Silencio). Que me aplico valores y raciocinios, pensamientos ajenos y necesito volver al carril que es como ser más yo.

P. Es traductor. Tradúzcame al castellano de qué se han empapado sus ojos italianos de Soria.

R. De colores. Es una manta de retales de colores.

P. Hablando de traducciones, ¿qué se queda con ganas de decir habitualmente?

R. Gracias.

P. Lo más radical que hay en su vida.

R. (Silencio). Mi libertad.

P. Para ser alguien que trabaja con palabras utiliza mucho el silencio.

R. Me estoy haciendo más soriano. Es la integración.

P. ¿Para qué sirve viajar?

R. Para resolver cosas, de fuera y de dentro.

P. ¿Qué tiene guardado Giulio para tiempos mejores?

R. Te diría que fraternidad desde la ligereza. Un sitio para todos, en el que todos tengan cabida. Un sitio en el que para elegir no necesitemos juzgar y menospreciar lo que no queremos elegir. Que podamos elegir sin hablar mal de lo que no queremos. Es algo que hacemos mucho. 'Quiero esto porque lo otro es malo'. No, lo otro no es ni bueno ni malo, o es irrelevante que sea bueno o malo. Es como si muchas veces argumentamos mucho en términos de positivo o negativo; bueno, malo; aceptable o no aceptable, para justificar lo que elegimos, cuando podemos elegir de forma menos argumentada y más libre.

P. ¿Qué hay de mágico en el traqueteo de un tren?

R. El traqueteo de un tren es casi uterino en la forma de mecerte. Como prenatal en cierto modo, como si estuvieras en la barriga de una madre, de una ballena, de un ser. O de un dragón, si quieres.

P. ¿Qué tiene de su nombre de emperador?

R. Uf... Cierta noble inflexibilidad diría yo. No enredar mucho y decir las cosas como son, a veces; una forma de decir las cosas un poco directa.

P. ¿Cómo defender el tren en una provincia como Soria con un único destino y dos horarios?

R. Es un poco complicado, pero diría que pensando en que el tren es red, el acceso a partir de nudos a partir de los que se abre el mundo y ese mundo es cada vez más grande. Lo que ocurre es que lo interesante sería que las personas comprendieran que con llegar a Madrid desde allí se puede ir a un montón de sitios. A veces lo he hecho, salir de tu pequeña aldea, o de la de al lado y en cuatro horas y media te plantas en Valencia. Y todo ese mundo existe. Existe un ferrocarril lento que va más allá y uno rápido al cual tienes acceso a través del que tienes en la puerta de tu casa.

P. Decimos a veces que Soria ha perdido el tren... ¿y si lo cogemos y recién estrenado se nos para tres veces en dos meses a mitad de camino?

R. La fiabilidad es un problema, pero los buses les puede pasar lo mismo, aunque la percepción que se tiene es que sería más fácil resolverlo. En realidad no lo sé, porque un pinchazo en un autobús te puede dejar igual de tirado que una avería en un tren. Pero el tren igual te deja en medio de un campo y el autobús en una autovía.

P. Se me antoja partidario de causas perdidas.

R. Bastante, sí. Porque igual no están perdidas del todo y quizá a algunas personas les viene bien pensar que no están perdidas. Diríamos que persiguiendo aquellas causas que parecen perdidas pueden obtener otras cosas. Igual las vemos o igual no las vemos o igual las descubrimos en esa búsqueda.

P. ¿Qué no tiene Soria que le sobre a Italia y viceversa?

R. Movilidad y variedad culinaria. (¿Y viceversa?). Sol, calma y disponibilidad de escuchar al otro.

P. Si un día se marcha, si lo hace, el mensaje que le escribiría a un soriano en la distancia.

R. Muchas gracias por la acogida y el apoyo. El apoyo desde la discreción.

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