Heraldo-Diario de Soria

Entrevista. Alejandro Martínez Ruiz

«Cazar me cuenta la historia de mi vida; cómo se ha vivido y se vive en los pueblos»

En plena temporada de caza mayor, acudimos al presente y futuro del sector en la provincia, por partida doble. Salimos al monte con Alejandro, que nos guía en medio de corzos y jabalíes y menos perdices que furtivos (es un decir), que también se cuelan en la conversación, aunque «no sean cazadores». Habla como miembro de la Federación Española de Caza y como soriano y nos cuenta por qué en Soria la caza es un modo de vida.

Alejandro Martínez.

Alejandro Martínez.HDS

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P. ¿Qué historia le cuenta la caza?

R. La caza me cuenta la historia de mi vida y cómo se ha vivido y se sigue viviendo en los pueblos. Se dice que en todos los pueblos hay una iglesia, un frontón y una sociedad de cazadores. Gran parte de mi familia es cazadora y sus antecesores también lo han sido. El poder ver a mi padre, a mis abuelos, a mis tíos practicar la caza y volver el domingo por la tarde con los perros y los animales cazados al pueblo... me han hecho sentir lo que es la caza en general y la importancia que tiene para nuestros pueblos. Y sigue teniendo. El ejemplo que tengo es Sotos del Burgo, que es mi pueblo, una pedanía de Valdemaluque. Allí viven unas 40 personas y en la sociedad de cazadores somos 30 socios. Muchos no viven allí, pero tienen vínculo con el pueblo y es gracias a la caza por lo que muchos fines de semana vamos al pueblo.

P. ¿Caza el hombre y se encuentra con su génesis o solo con un trofeo en la pared?

R. El hombre se encuentra con su origen; los primeros humanos eran cazadores, recolectores y después se hicieron ganaderos. La caza ha sido necesaria para comer, para subsistir; la sociedad va evolucionando, pero la caza sigue teniendo ese componente del origen de las personas y de la humanidad. Es una actividad buena y beneficiosa para las economías rurales.

P. ¿Qué le significa a usted?

R. Para mí cazar lo es todo, poder desconectar, poder ir al monte con mi padre y con mis perros. La simbiosis hombre-perro con una conexión especial para que entre los dos podamos alcanzar el objetivo de la jornada de caza. Unas veces con una presa y otras de vacío, pero sobre todo es encontrarte contigo mismo y la naturaleza, practicando un deporte.

P. Es cazador y periodista en la Real Federación de Caza. ¿Por qué necesita la caza esa pedagogía que se reclamó en Venalmazán?, ¿tan mala prensa tiene?

R. La verdad es que los cazadores hemos estado muchos años sin comunicar lo que ha sido la caza. En este sentido, entidades contrarias a la caza, animalistas, ecologistas... nos llevan años de ventaja y han estado dando una imagen distorsionada de lo que es la actividad. Es verdad que en los últimos años la Real Federación de Caza y la Fundación Artemisan realizamos una labor informativa de lo que es la caza. Y al final los datos fortalecen una actividad que no solo es positiva a nivel socioeconómico, sino también medioambiental. En los sitios donde escasea la caza menor, el principal colectivo que más invierte en conservación para recuperar esa especie es el cazador. Y en los lugares donde existe una sobrepoblación de animales, como puede ser el caso del corzo aquí, o el jabalí en la mayoría de las regiones de España, es el cazador el que realiza esa labor de control. Ahora la comunicación es fundamental, aunque queda largo camino por recorrer. A mí me gustaría tener más recursos, dar charlas en colegios, en las universidades, en medios de comunicación. Hemos partido de cero.

P. Lo más bruto que ha escuchado.

R. Sin duda los ataques a los cazadores con respecto al cuidado de los perros. He llegado a leer que es tradición que al finalizar la temporada de caza matas el mejor perro que tienes porque es como un trofeo y te va a dar suerte la próxima temporada. Una sarta de barbaridades... Que el cazador es un enfermo, un sádico... En España somos un millón de cazadores de todo tipo, clase social y trabajo. Los hay abogados, médicos, agricultores, el personal del centro de salud del pueblo, el alcalde... Gente normal que practica su afición. En muchos ayuntamientos el principal ingreso es el que genera la caza.

P. ¿Se persigue hoy más al furtivo o es que hay más furtivos que nunca?

R. Lo que creo es que el tipo de furtivo ha cambiado. Antes la caza del furtivo era para comer, de liebre; ahora lo hace por negocio y mucho por placer. Es verdad que ahora hay más medios y están las redes sociales donde se viraliza mucho más cada vez que hay un caso. Siempre ha habido furtivos. Antes para poder comer, que no digo que fuera lícito pero se podría entender; y el de hoy en día que es, como digo, por placer o por negocio. (No me está contestando). Se persigue más, por supuesto. Un furtivo nunca va a ser un cazador, pero sin embargo sí hay gente que lo aprovecha para decir que los cazadores son furtivos. Al final, un furtivo es un delincuente y somos los propios cazadores quienes primero denunciamos al furtivo. Porque lo que hace esa gente es manchar el buen nombre de la caza y del cazador.

P. ¿De aquí o de fuera?, ¿de dónde sale el furtivo?

R. Generalmente sale de fuera. Es gente que viene a hacer lo que pretende hacer, que en este caso es abatir trofeos. En la provincia de Soria hemos visto en los medios locales estas últimas semanas noticias casi diarias de delitos de furtivismo, unos de talavera de la Reina, otros de Badajoz, Toledo, Ciudad Real. Son gente muy preparada que viene a hacer eso, por un tema de negocios, de morbo, de las dos cosas... Generalmente el furtivismo va a buscar esas especies en los lugares en que puede encontrarlas. Hablamos del corzo en Soria, de venados en Palencia o de machos monteses en Gredos. Y Soria ahora mismo es, junto con Guadalajara, la provincia con los mejores trofeos de corzo en España.

P. ¿Qué coto hay que poner a los furtivos?

R. Es fácil decirlo y muy difícil hacerlo. Lo que necesitamos es más Guardia Civil y Seprona, agentes medioambientales y que ellos tengan más medios para acabar con esta gente. Y por supuesto un incremento de las penas. Ahora puede conllevar pérdida del permiso de armas y miles de euros, pero es verdad que nosotros los cazadores lo consideramos insuficiente.

P. ¿Sobran corzos en el monte?

R. Ahora mismo en la provincia de Soria sobran corzos. ¿Por qué? Porque no se ha hecho una gestión como se debería haber hecho por parte de los que llevan los cotos. Muchas veces el cazador se puede olvidar de lo que es una gestión óptima del coto: si ves en invierno, cuando los corzos están como en rebaño, nueve hembras y un macho, algo falla. No se ha realizado ese equilibrio poblacional ni una gestión de las hembras. La caza de corzas es importante también a nivel gastronómico, la carne tiene unas propiedades nutricionales muy altas a nivel proteico por su bajo nivel de grasas. También tiene valor económico y tenemos empresas en la provincia que pueden realizar este aprovechamiento. Si la población no es la misma, la gestión no se ha realizado bien.

P. ¿De qué es testigo el monte de Soria?

R. Soria es testigo de tener los mejores corzos de España, junto con Guadalajara; también de dar muy buenas batidas y monterías de jabalí y del crecimiento de ciervos en zonas como El Burgo de Osma, donde antes no había ninguno. Y tristemente, ahora mismo, también es testigo de que la caza menor está descendiendo drásticamente como el resto de la península, donde cada vez hay menos cordorniz, liebre, perdices. Y la tendencia con el abandono del monte y del hábitat es lo que estamos viendo.

P. ¿Qué paraíso es la caza en Soria?

R. Atrae a gente por el valor de los trofeos. Abatir un corzo trofeo te puede costar más de 2.000 euros y es lo que lleva a la gente con poder adquisitivo a desplazarse a la provincia. Además, la ubicación geográfica de Soria es muy buena y se dan todos los ingredientes.

P. Ser cazador es una forma de vida.

R. Para mí es una forma de vida por dos partes. Por un lado, porque trabajo en la Federación Española de Caza y mi trabajo es defender la actividad y a los cazadores que la practican. Y por otro, porque es una de mis principales aficiones que la he mamado desde pequeñito y al final es una forma de vida.

P. Y ser periodista otra. ¿Cuál de las dos es más?

R. Uff, es una pregunta difícil. Al final he podido juntar mis dos pasiones en una: ser director de Comunicación de la Federación de Caza. Pero si ahora tuviera que quedarme con una, por muy poco margen de diferencia, me quedaría con la caza. Es la actividad que más me gusta, practico la caza mayor, menor...

P. Tiene suerte en el campo, además.

R. (Ríe). No me puedo quejar en ese sentido, porque a pesar de ser bastante joven, he tenido la oportunidad de cazar bastantes especies en España y de hecho algún trofeo que no voy a olvidar nunca. Hace tres años, en Quintanilla de Tres Barrios, pegando a San Esteban de Gormaz, tuve la suerte de abatir un jabalí medalla de oro y un ciervo que ha dado plata. La verdad es que no se suele ver ese tipo de trofeos en cacerías sociales, de gente de pueblo. También es verdad que dicen que la suerte hay que buscarla. Tampoco he tenido ningún percance, así que bien. En el mundo de la caza solo tengo alegrías.

P. ¿Qué hay en Sotos que no haya en El Burgo?

R. De momento tengo allí a mis perros, cuatro de caza menor, y a mi familia. Pero ahora, siendo realistas, la vida está en El Burgo de Osma, porque tiene de todo. En Sotos tenemos la suerte de contar con un bar abierto a diario y una sociedad de cazadores para seguir cazando. Tristemente en los pueblos pequeños quedan muy pocas cosas, pero lo poco que queda hay que intentar mantenerlo.

P. Cuénteme aquella vez que prefirió casi-casi no ser cazador.

R. Solo ha sido una vez en la vida. Después de mi familia, lo que más he querido en la vida ha sido mi perro, el primer perro que tuve de caza. Hace unos años en una jornada de caza lo mató un jabalí. Era un cruce de bodeguero con podenco maneto. Solo tenía ese perro y cazaba de maravilla, pero tuvo la mala suerte de encontrarse con un jabalí herido y no tuvo escapatoria. Lo encontramos muerto al día siguiente. Fue un varapalo muy duro, un siete de enero y recuerdo que esa temporada ya no volví a cazar. Me planteé seriamente si merecía la pena seguir cazando. Al siguiente año volví a cazar, pero ese momento fue muy duro y pasé unos meses realmente malos.

P. Recientemente el Gobierno ha eliminado el Premio Nacional de la Tauromaquia. ¿Teme el sector cinegético alguna 'sorpresa' en este sentido que dañe sus intereses?

R. Los cazadores venimos viendo estos últimos años cómo hay una intención por partidos más ligados al ámbito urbano -como ha sido Podemos y ahora Sumar- que estén intentando limitar la caza. Pero al final, realmente, nosotros los cazadores, y así lo han defendido la mayoría de administraciones territoriales, realizamos una labor fundamental. No solo a nivel económico, que hablamos de 6.500 millones al año, o de la importancia que tiene el dinero en los pueblos, sino de que si no existiera la caza había que inventarla. La caza desempeña una labor medioambiental muy buena. Si no existiéramos los cazadores habría que subir los impuestos para que esa labor la realizaran funcionarios, de Tragsa o de la empresa que fuera.

Sí hemos visto que estos últimos años ha habido una estrategia de intentar demonizar la caza, pero lo que se ve ahora (gracias a esa gran manifestación del año pasado) es que el Gobierno y los distintos partidos han visto que hay mucha gente que vive de esto, además de que esa labor es fundamental. Ahora mismo estamos tranquilos, pero es verdad que muy pendientes de las legislaciones que vienen, sobre todo de Europa.

P. ¿Hasta qué punto exprime Soria su potencial cinegético?

R. Creo que al cien por cien. El aprovechamiento bueno es el corzo. Está muy bien valorado y genera recursos. Y la caza menor lo que necesita es un plan de recuperación entre cazadores, Junta y demás entidades interesadas.

P. Como soriano, no como miembro de la Federación, ¿qué futuro le gustaría que tuviera Castillejo de Robledo?

R. Me gustaría que Castillejo fuera el centro de referencia de la caza en España y en Castilla y León. Se está volviendo a realizar una actividad que durante años estuvo parada y nuestra idea es seguir trabajando para que sea referencia de la caza en España.

P. El alcalde de Almazán dijo hace unos días que había que ser tolerantes con el sector frente a los conservacionistas. ¿Qué dice al respecto?

R. El primer conservacionista y ecologista es el cazador, porque además los datos económicos lo refrendan. Es el colectivo que más invierte en conservación por detrás de las Administraciones Públicas. No son los ecologistas, son los cazadores. Somos nosotros quienes estos meses llevamos agua y comida a las especies de caza menor para intentar la recuperación del hábitat.

P. La última. ¿Qué lecciones da el animal?

R. Cuando abato a un animal, al margen de la satisfacción, lo que veo es el lance, ese respeto hacia el animal que me ha dado la posibilidad de vivir el lance que he vivido. Por la dureza y la habilidad que ha tenido el animal.

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