Heraldo-Diario de Soria

AGROALIMENTACIÓN

Una cerveza 'rocanrolera'

La cervecera berciana Old Skull lanza su primera 'negra' cuando está a punto de cumplir su primer año, mientras busca financiación para seguir creciendo y aumentar a más del doble su producción

Los creadores de la cerveza artesana 'Old Skull', Roberto Prieto y Pamela Coelho, junto a su nueva creación de cerveza negra.-César Sánchez / ICAL

Los creadores de la cerveza artesana 'Old Skull', Roberto Prieto y Pamela Coelho, junto a su nueva creación de cerveza negra.-César Sánchez / ICAL

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V. Silván/ ICAL
Soria

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La 'microcervecería' berciana Old Skull está a punto de cumplir un año y celebra el “éxito” conseguido en estos meses con el lanzamiento de 'Flying Whales', su primera 'negra', que se convierte en la tercera etiqueta “fija” en su carta de cervezas, junto la 'Creepy Pale Ale' y la 'Soma Brutal Ira'. El “sueño cervecero” del joven Roberto Prieto se ha hecho realidad en su tierra, mientras ya busca financiación para seguir creciendo y ampliar sus instalaciones para aumentar a más del doble su producción.

La nueva 'Flying Whales' es una 'porter', al estilo de la que bebían hace siglos los porteadores de los puertos ingleses. “Es una cerveza bastante correcta, con un receta de una 'porter' normal inglesa con cuatro grados, mucho olor a torrefacto y chocolate”, cuenta Prieto, que explica que lleva lúpulo y malta chocolate, que le aporta un sabor y y un color muy intensos. “Es una malta torrefacta, oscura, que le da ese toque a café”, puntualiza este emprendedor, que asegura que es una cerveza “perfecta” de cara al otoño y el invierno.

“Son cervezas que, personalmente, a mi me gusta beber en estos días de invierno que son un poco más apagados y con menos calor”, valora Prieto, que recuerda que ya pensaron en sacar una cerveza 'negra' el año pasado cuando “arrancaron” la 'micro' -como se denomina en este “mundillo” a las cervecerías artesanales, con una producción limitada, que hacen un especial énfasis en el sabor y las técnicas de fermentado-. “Ya el año pasado quisimos hacer una 'porter', empezamos en noviembre y lo teníamos previsto para diciembre, pero ya no nos dio tiempo”, puntualiza.

Así, 'Flying Whales', con chapa y etiqueta en tonos azules, quiere reflejar su carácter de cerveza de puerto, marinera, mientras que su nombre está inspirado en una canción de la banda francesa Gojira. Su título, que literalmente significa 'Ballenas voladoras', se incluye en un disco pensado para apoyar la causa de la organización Sea Shepherd, unos “piratas” cuya misión en los mares es luchar por la conservación de los fondos y la fauna marina, especialmente interviniendo contra la cacería de ballenas.

Cerveza y rock

Y es que Roberto Prieto comparte este “sueño cervecero” con su pareja, la también berciana Pamela Coelho, que aunque no forma parte de la empresa, le echa una mano con el diseño de las etiquetas y las redes sociales y es la principal responsable de haber creado en torno a esta marca cervecera toda una imagen 'rocanrolera' y siniestra, acorde con su nombre 'Old Skull' -”vieja calavera”, en un juego de palabras con el rock de la 'Old School', “vieja escuela”-. Rock y cerveza se convierten en el támdem perfecto para dos amantes de la cerveza, que han querido trasladar a esta bebida el reflejo del mundo en el que ellos mismos se mueven.

“Parece que todo está muy descuidado, pero cada etiqueta y cada chapa están muy pensadas, con cada diseño dibujado a mano y después montado en el ordenador, especialmente en las ediciones especiales”, explica Pamela Coelho. Así, el verde es el color característico de las 'pale ale' como la 'Creepy Pale Ale' por el tono de los lúpulos, los amarillos y azules chillones de la 'Soma Brutal Ira' hacen referencia a la India y el azul de 'Flying Whales' recoge ese espíritu marinero. Ese “rollo” es el que también transmiten sus fotografías “de marca”, más serias y cuidadas, y las de las redes sociales como Instagram y Facebook, “que muestran el mundo que hay detrás de Old Skull y que somos nosotros”.

Y así, con el boca a boca y el respaldo de las redes sociales, 'Old Skull' se ha hecho un hueco importante entre los paladares amantes de la cerveza artesana, especialmente en el Bierzo, donde ya se encuentra en más de una veintena de establecimientos, pero también en Astorga y León, así como ventas más “puntuales” a otras ciudades de Castilla y León, País Vasco, Madrid y Barcelona. “Este año ha sido increíble para nosotros, por la aceptación que ha habido en el Bierzo, la cerveza ha entrado muy bien y eso que son cervezas 'duras', te tiene que gustar la cerveza artesana porque llevan una carga importante de lúpulo y malta”, reconoce Coelho.

La 'micro' crece

De momento tiene una producción pequeña y, reconoce Roberto Prieto, el proyecto ha crecido bastante en este año y van ajustados para cubrir las ventas de la provincia. “Entre Bierzo y León se vende prácticamente la producción”, asegura este “cervecero”, que quiere que 'Old Skull' siga creciendo y ya están buscando financiación para poder ampliar la 'micro' y mejorar el equipo para aumentar a más del doble la producción, pasando de los 200 litros actuales en cada proceso a los 500 litros.

Ese es el primer reto de esta cerveza 'garajera' -no en referencia al estilo musical, sino por su nacimiento en un viejo garaje reconvertido en la localidad de Toreno-, fruto de la iniciativa de este joven, licenciado en Psicología y antes halconero, que decidió capitalizar el paro y regresar a su Bierzo natal para sacar adelante su proyecto de 'microcervecería', en el que llevaba años pensando. “Yo siempre había hecho cerveza para casa y experimentaba con las recetas”, recuerda Prieto, que defiende su idea de cerveza artesana, donde el principal ingrediente es la calidad de la materia prima, con lúpulos y maltas escogidas, sin importar las cantidades para hacer “la mejor receta”.

Con las limitaciones que supone la competencia de las grandes cerveceras y el no poder comprar en grandes cantidades, la búsqueda de buenos lúpulos y maltas se convierte en una batalla diaria en 'Old Skull'. “Hay lúpulos que desaparecen de repente y las recetas, que son complejas, se quedan temblando”, advierte Prieto, que explica que la cervezas tipo IPA y APA (Indian y American Pale Ale, respectivamente) llevan cuatro lúpulos distintos. Así, el lúpulo que más utilizan es el 'columbus' que se cultiva en León “que es maravilloso” y también otras variedades de lúpulos americanos, ingleses e, incluso, algún polaco, que vienen de fuera, y maltas alemanas.

Nueve ediciones especiales

'Flying Whales' (porter), 'Soma Brutal Ira' (Indian Rage Ale) y 'Creepy Pale Ale' – antes 'Amarillo Pale Ale', que tuvo que cambiar su receta porque el lúpulo 'amarillo', base en su elaboración, era muy difícil de conseguir y muy caro- son sus tres referencias, a las que a lo largo de este año han sumado nueve ediciones especiales, que son cervezas de las que sacan en torno a las 300 botellas y algún barril para eventos y con “algún experimento con ciertos lúpulos”. “Hemos hecho para aniversarios, algunos festivales e, incluso, para una boda. Nosotros producimos en función de lo que necesiten”, cuenta Coelho, que avanza que para los próximos meses ya tienen previstas otras par de ediciones especiales, con tiradas de pocas botellas.

De esta manera surgieron las cervezas “exclusivas” para los aniversarios de Plan B (León) y Scotland Yard (La Virgen del Camino) o los 21 años del Morticia de Ponferrada -con la versión para chica y chico- o festivales como el Come Clean II, con una 'Old Skull Brutal Pale Ale', o el Buje de Terciopelo. Así, también sacaron una 'Sorachi Ace Pilsen Ale', después de que llegara a sus manos un lúpulo japonés para hacer ese 'single job' -cuando lleva un sólo lúpulo-, una edición especial para una boda y la 'Brutal Babian Ira' para la III Feria de la Cerveza Artesana en Castilla y León (Lerma) para unir Burgos y León con una etiqueta inspirada en El Cid y su caballo Babieca, que fue criado en la comarca de Babia.

En un tarro

Otra de las peculiaridades de esta cerveza 'rocanrolera' y 'garajera' es que se bebe en un tarro, el que habitualmente se usa para las conservas. Realmente esta idea surgió cuando empezaron a distribuir la 'Old Skull' y desde algunos establecimientos les pedían copas o jarras para servirla. Con muy poco dinero para comprar vajilla, Roberto Prieto pensó que la gente podría beber su cerveza de la misma manera que él la probaba durante el proceso de elaboración, con un tarro. “En la 'micro', las pruebas de lúpulos las hacemos con tarros porque tienen sus tapa, haces infusiones con los lúpulos, agitas y dejas macerar. Es la manera más fácil y luego para probarlas también con el tarro porque es lo que tienes a mano”, cuenta.

Una idea, que también han querido vincular al Bierzo como comarca conservera, así como una 'american pale ale' de la costa oeste de los Estados Unidos, que también se bebe habitualmente en tarros, aunque con la rosca “más suavizada” e, incluso, algunos ya con asa. “El tarro nos venía bien, lo teníamos a manos, es más barato y resistente”, cuenta Prieto, que reconoce que hay mucha gente que piden el tarro como parte del “ritual” de la 'Old Skull' y que, casi sin querer, se ha convertido en una estrategia de marketing. “Al final ha hecho que la gente se interese por la cerveza y se pregunte por qué se sirve en un tarro”, añade.

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