Los Quintanares, sabrosa apuesta por el pueblo

Hay historias de amor que se orquestan en torno a unos fogones, y en el caso de Mari Cruz Álvarez, esa historia tiene nombre propio: Los Quintanares en Rioseco de Soria, donde junto a su marido Juan José Sevillano, gestiona el restaurante que sirvió de apuesta por su pueblo y el mundo rural. En 1995 abrió sus puertas, un mes antes de la puesta en marcha de la casa rural «porque éramos jóvenes y nos queríamos quedar en Rioseco», reconoce Mari Cruz, rememorando cómo a los 22 años apostaron por convertirse en emprendedores y abrir una de las primeras casas rurales de la provincia.

Desde el inicio contaron con el apoyo de los vecinos, reconoce esta cocinera, quien sigue agradecida de aquellos clientes «que se vuelcan con nosotros», recordando cómo no tenían abierto aún y ya les encargaban una comunión, o llenar las habitaciones o su nueva apuesta: un nuevo y precioso salón.

Sus orígenes culinarios hay que buscarlos en Mayte, su suegra, «ella tenía experiencia en cocina y una gran trayectoria», rememora Mari, asegurando que fue la que les guió durante los primeros años. Y de esos primeros años en cocina, siguen guardando muchos de los platos, como la tarta de queso, las alubias pintas con morro y oreja, las delicias de merluza, a las que ya han recreado en cuatro versiones diferentes a lo largo de estos 25 años, los escabechados tradicionales sorianos, el fideuá, que se incorporó en la carta más tarde, o las migas que también han realizado ya en dos versiones. Pero además uno de sus platos estrella sigue siendo la micología, «siempre, en todos los platos», reconoce Mari Cruz Álvarez y también con todo tipo de variedades, porque en sus jornadas micológicas que llevan haciendo más de 20 años, no solo apostaron por boletus o trufa, sino que probaron con las distintas variedades de setas, algo en lo que también fueron pioneros.

De toda su carta, que renuevan constantemente porque tienen un público muy fiel a los que quieren sorprender, para esta cocinera la elección está clara: las alcachofas rellenas de bacalao, un plato que además de contar con una presentación maravillosa y muy original, tiene también un sabor exquisito.

En el año 2013 realizaron una ampliación «por la crisis», asegura, ya que tenían claro que en ese momento tenían que tomar una decisión, o despedir a gente o apostar por un aire nuevo «y nos queríamos seguir quedando en Rioseco», así que se atrevieron a dar el salto. El nuevo salón con capacidad para más comensales les permitió hacer otros eventos como bodas, comuniones, y aunque «fue tan arriesgado como abrir, seguimos dando las gracias por haberlo hecho».

Su clientela es muy fiel y la mayoría de la provincia de Soria, que no dudan en acercarse a comer o cenar a Rioseco para probar su carta o reunirse con amigos y viajar hasta esta localidad para probar la cocina de Los Quintanares.

Y en esa renovación constante siguen con cenas de poesía, jornadas micológicas o conciertos de jazz o los años 60. Todo ello sin perder sus señas de identidad: las setas, los escabechados y los platos tradicionales, como reconoce Mari, quien explica que su recetario está en «nuestras raíces, en la tradición, pero con un toque de modernidad». Y destacando que su gran seña de identidad también son «nuestros trabajadores», ocho personas en algunos momentos, su gran activo.