Heraldo-Diario de Soria

Estos son los 25 primeros pregoneros de las fiestas de San Juan en Soria

El recorrido por los pregoneros y los textos con que se arenga a 'sorianos y sanjuaneros' a vivir a tope las fiestas de San Juan comienza en 1956, con personas significativas en cualquier ámbito. Escritores, políticos, cronistas, sacerdotes y hasta un Premio Nobel han prendido la mecha a las fiestas de la ciudad, práctica que se mantiene durante 25 años hasta que los jurados toman la voz cantante y comienzan a ejercer de pregoneros en el año 1979, tal y como desgrana en este artículo Francisco Parra Palacios

Miércoles El Pregón en Soria en 1966.

Miércoles El Pregón en Soria en 1966.SALVADOR VIVES SORIANO. AHPSO 31070

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La lectura del pregón en las fiestas de San Juan en Soria cumple en este 2024 nada menos que 68 años desde que quedara instaurado en 1956 por Víctor Higes Cuevas, que además de concejal era escritor. Nada que ver los primeros pregones de mediados de los 50 con los textos de los últimos años en este siglo XXI. Y es que no siempre han sido los jurados los encargados de poner voz al arranque de las fiestas. 

La práctica del pregonero-jurado comienza en el año 1979, estrenándose en ello el jurado de la Cuadrilla de la Blanca de aquel año, Adrián García Martínez. Ha habido pregoneros políticos -en el sentido estricto de la palabra-, escritores, un sacerdote y hasta un Premio Nobel... De todo ello y más escribe en un amplio reportaje Francisco Parra Palacios, más conocido como Paco Parra, socio fundador de la Asociación de Jurados de Cuadrilla y, además, un entusiasta sanjuanero.

Heraldo Diario de Soria publica el texto de Parra en tres partes, comenzando la primera con la que sucede a estas líneas. El artículo nos recuerda los pregoneros entre 1956 y 1979, año este último en el que un jurado se estrenara como tal. Recogidos del artículo del autor, son los siguientes:

  • 1956. Víctor Higes Cuevas
  • 1957. Bienvenido Calvo
  • 1958. José Antonio Pérez Rioja y García-Sierra
  • 1959. Celestino Monge Herrero
  • 1960. Miguel Moreno
  • 1961. Juan Ríos Suárez
  • 1962. Miguel Moreno Moreno
  • 1963. Isaías Pascual Moreno
  • 1964. Rafael Bermejo Mirón
  • 1965. Pablo Luis Velilla Alcubilla
  • 1966. Camilo José Cela
  • 1967. Jaime de Foxá Torroba
  • 1968. Anselmo Romero Marín
  • 1969. Dámaso Santos Gutiérrez
  • 1970. Augusto Miralles Sloker
  • 1971. Gabriel Cisneros Laborda
  • 1972. César Casado Jiménez
  • 1973. Alberto Cercós Pérez
  • 1974. Alfonso Navalón Grande
  • 1975. Ramiro Cercós Pérez
  • 1976. Manuel Calvo Hernando
  • 1977. Vicente Segrelles Chillida
  • 1978. Benito del Riego Moreno
  • 1979. Adrián García Martínez (primer jurado en ser pregonero)

A continuación, la primera parte del texto sobre los primeros 25 pregones escrito por Francisco Parra.

"Los primeros pregones de las Fiestas de San Juan de Soria estaban redactados en un lenguaje grandilocuente, engolado, rayando la pedantería y la petulancia, muy propio de la época, con mucha retórica y cargados de formulismo. Eran pregones para el lucimiento personal, más que para entretener y convocar a los sorianos a las fiestas. De su lectura podemos deducir que los géneros literarios más utilizados son, preferentemente, el lírico y el didáctico, sin menospreciar el narrativo. Con la perspectiva de los años nos da una idea de cómo se escribía entonces y cómo se hace ahora; de manera más sencilla y natural. Debemos decir, en razón a la verdad, que ha habido unos pregones magníficos, de mucha enjundia, muy trabajados y bien elaborados, como podemos ver a continuación; si usted lector tiene paciencia y tiempo.

El Pregón de fiestas de San Juan, en sus primeros años, (comenzó en 1956) se leía por el Locutor de Radio Juventud de Soria, Roberto García del Río, en cuatro puntos de la ciudad: Ayuntamiento, Diputación Provincial, Gobierno Civil, y Plaza de Mariano Granados. Un año se leyó en el Árbol de la Música, en la Alameda de Cervantes, en lugar de la Plaza de Mariano Granados. Después se haría ya solamente en el Ayuntamiento, excepto de 1976 a 1978, que fue únicamente en la Diputación Provincial, debido a que el Ayuntamiento se encontraba en obras.

En esos primeros años el pregonero debía aparecer -y lo hacía- a caballo, “flanqueado por timbaleros y trompeteros vestidos a la usanza medieval y conducidos a caballo por pajes”, según consta en documentos municipales.

Los orígenes del Pregón se deben a la iniciativa del Jurado de la Cuadrilla de La Mayor de 1956, Manuel Morales Alesón, quien se lo propuso al Ayuntamiento, por sugerencia de un familiar suyo; Alejandro Martínez Paredes.

PREGÓN DE 1956

El primer pregón, de 1956, fue encargado por el Ayuntamiento de Soria a Víctor Higes Cuevas, odontólogo y escritor sobre temas sorianos, por aquel entonces concejal municipal.

Comienza hablando de la “Soria, heredera de gestas y glorias de la heroica Numancia”. Alude a las batallas de Alarcos (Ciudad Real) y de las Navas de Tolosa (Jaén), entre otras, que “rubricaron sus hidalgas huestes guerreras y sus mesnadas concejiles, al frente de las cuales iban los Doce Linajes y diez y seis jurados, estos en vosotros representados”, dirigiéndose a los de 1956.

Luego pide la intervención de Dios y de la Virgen para “pregonar hoy públicamente, al cierzo y al regaño, al solano y al ábrego, el comienzo de estas solemnidades, paganas en sus comienzos, purificadas posteriormente por la Iglesia, dedicadas a la Madre de Dios, Ntra. Sra. de La Blanca, por cuya mediación ahuyente las calamidades de este pueblo sencillo y creyente, de esta tierra parda, cual inmenso sayal del excelso penitente Saturio”.

Pasadas las citas histórica y religiosa, “mandamos y ordenamos que en tan señaladas y tradicionales días dejéis de lado las penas y amarguras, cual días feriados, señalados ya en Nuestro Fuero por aquel Rey que, soriano de adopción, tenía que apellidarse en la Historia ¡EL REY PEQUEÑ0!”

Es a continuación cuando introduce la “cuña” al hablar “de nuestro invicto Caudillo”. Estábamos en plena dictadura.

En lenguaje procesal y jurídico, o de nivel muy culto, para redundar en lo que decimos en el encabezamiento, utiliza “Otro si” e “Ítem más”. En un caso, para conservar los usos y costumbres, “con toda su prístina pureza…” En otro, pide a la juventud “que se comporte (ejemplarmente) en todos y cada uno de sus festejos”. Reclama que no se entrometa “lo antiestético, la carnavalada, ni se quebrante o pierda su originalidad y tipismo. “CONOCIENDOOS”, dice, “son innecesarias medidas coercitivas”.

Termina, a modo de ripio, en los siguientes términos:

“Acaba el pregón, que dictó la historia, con una oración.

Con un ¡VIVA SORIA! nacido en la entraña de su corazón.

Con un ¡VIVA ESPAÑA! Termina el pregón.

La Ciudad dispuesta, comience la fiesta, con… ¡una canción!”.

PREGÓN DE 1957

El segundo pregón estuvo a cargo del también erudito local, Bienvenido Calvo. Es el trabajo más extenso de cuantos se han presentado y leído. Son nada más y nada menos que ONCE folios. Más que un pregón parecía una conferencia de historia de Soria y de los sanjuanes. Vamos a intentar resumirlo para que ustedes tengan una idea sucinta de su contenido. Corría el año de 1957.

El pregonero, tras agradecer la invitación, hacía conjuros de felicidad, para celebrar “las fiestas más originales, comunales y memorables que el mundo conoce en España”.

Abre, a continuación, un apartado sobre “El origen de las Fiestas”, vinculado a la historia del priorato de San Benito. Sigue con datos históricos, para llegar al “Estado del Común y las Cuadrillas” que dice “no contaron con organización hasta el siglo XVI” ya en el contexto de “cómo eran las Fiestas”. Agrega que “El Ayuntamiento, con fecha 3 de diciembre de 1535, dictó unas normas de cómo debían celebrarse las Fiestas de la Madre de Dios”. Según leemos en el pregón de Bienvenido Calvo Hernández, “San Juan de Duero parece que jugó, en la iniciación de las fiestas, un importante papel. Toda la semana se dedicada a la Madre de Dios”. Una cita, cuando menos curiosa:

“El lunes, a María, Sede de la Sabiduría. El martes, al poder de María. El miércoles, a la Conversión de María, después de la Ascensión de Cristo. El jueves, a la visita de Nuestra Señora al Monte Etna. El viernes, a la pureza de María. El sábado, a María, causa de nuestra alegría y, el domingo, a la belleza de María”.

Se ocupa de las INSTITUCIONES DE LAS CUADRILLAS, de los CUATROS, sobre QUIÉN RIGE LAS FIESTAS, para concluir, ya en el folio número once, con los DESEOS DEL PREGONERO:

“Ahora nuestra tierra está en todos los caminos de España. Nos ven, examinan y juzgan muchas personas. La manera de divertirse de un pueblo es un exponente de alegría, pero también de su cultura, de sus costumbres honestas, de sus virtudes colectivas”.

Lo remata, en plan reivindicativo, demandando “nuevas ordenanzas, con Compra por Cuadrillas, sin intervenciones oficiales; Saca, con cabalgaduras y vehículos; Viernes de toros y Sábado Agés, sin notas que los afeen; Calderas más brillantes y Lunes de Bailas, procesional, alegres y bullangueras; sin estridencias, con música, danzas y canciones sorianas. Entonces estará justificado el

“VIVAN LAS FIESTAS DE SAN JUAN”

PREGÓN DE 1958

El tercer pregón (1958) le fue encargado al entonces Director de la Casa de Cultura y de la Biblioteca Pública, José Antonio Pérez-Rioja y García-Sierra. Un hombre culto, donde los había, Doctor en Filología Clásica, bibliotecario facultativo, escritor-investigador. Nacido en Granada, recaló en Soria, por amor a la tierra de sus antepasados. Un buen pregón.

Abría diciendo: “No haría falta pregón alguno a tan tradicionales fiestas porque ellas mismas se pregonan solas”, para extenderse luego señalando que “el secreto de su pervivencia y de su arraigo popular” está en lo hondo que han calado en el corazón de los sorianos. “Hasta el siglo XVI no hay documentación precisa de estas fiestas patrocinadas por los hombres buenos del antiguo Estado del Común”. Agregaba que “hay esencias que se escapan a los archivos y a la historia”, pero “basta con que se palpen en el ambiente”.

Estaba convencido de que “desde que Soria existe, ha tenido que existir también, latente en el alma de cada soriano, el germen de las Fiestas de San Juan, hasta que un día, con el solsticio de verano se transformase de embrión en una plena realidad de luz, de sol y de alegría”.

Repasa la evolución festiva y habla de la emoción del soriano en defensa de “usos y costumbres”. Pide que se reflexione porque “lo que verdaderamente se debe salvar y conservar, vivo y puro, es el espíritu de las Fiestas”. Añade que “esta especie de culto a la tradición nace en cada nueva generación de sorianos, transmitida de padres a hijos. Y “ese vínculo familiar de Soria era el que propiciaba que las Fiestas se conservaron en sana y cordial convivencia”.

Recordaba que “estos días de San Juan, más de un abrazo de paz hizo olvidar disgustos o rencillas”. Incluso iba más allá: “Se cuenta que un soriano, cuyo defecto habitual era beber, dejó de hacerlo esos días” para que no le involucraran en peleas y en pro de “la armoniosa cordialidad que reinaba entre sus vecinos”. Y hacía la siguiente reflexión: “La sana y honesta diversión de cada uno debe empezar y terminar allí donde no llegue a molestar a los demás”.

“Divertíos, sí”, continúa diciendo “pero correctamente”. Y dirigiéndose a los jóvenes lo hace en estos términos: “Pensad que ahora estáis cimentando los Usos y Costumbres y sois vosotros los que transmitiréis esa esencia festiva a las generaciones venideras”. “Así, pues, -concluye- mantened, vivo y puro, el espíritu inalterable de nuestras fiestas tradicionales”.

El final era la socorrida frase de ¡VIVAN SIEMPRE LAS FIESTAS DE SAN JUAN!

Entre los años 1959 y 1964, ambos inclusive, pasaron por los balcones del Ayuntamiento los textos literarios, hechos pregones, de los principales y más destacados representantes del periodismo local. Hay que resaltar que para los años 1961 y 1962 se convocó un concurso, resultando ganadores Juan Ríos Suarez y Miguel Moreno Moreno. Éste último ya lo había sido en 1960, año en que fue Jurado de la Cuadrilla de La Blanca, de donde surgió su libro LEYENDA BLANCA DEL CARGO DE JURADO.

Vayamos por orden cronológico.

PREGÓN DE 1959 

El 24 de junio de 1959 el pregón lo redactó Celestino Monge Herrero, Director del periódico local “Campo Soriano”, muy dado toda su vida a escribir ripios dedicados a los jurados de cuadrilla de cada año, resaltando las virtudes y oficios de cada uno de ellos.

En cuanto al pregón, vamos a “desmenuzarlo” brevemente.

Estaba muy bien “armado”, con buena literatura y adornos lingüísticos; con mucha erudición. Digamos que Celestino Monge Herrero se “lució”.

Comenzaba haciéndose la pregunta de “qué sucede a los sorianos, tradicionalmente silenciosos”, tan bullangueros esa noche. Y él mismo respondía: “¿Pero no sabe usted que van a comenzar en esta ciudad, remanso de amor y galanía, limpio concepto de hidalga sencillez y maravillosa conjunción de arte y de belleza, que van a comenzar, repito, las Fiestas de San Juan, sin parangón en el mundo, por la pureza de su tradición, por la fastuosa grandeza de sus costumbres y el subyugante tipismo de las mismas, con exclusiva de singularidad en todos sus actos?”

El escenario es, decía, “esta Plaza Mayor donde se congregan jóvenes y ancianos, señoras y doncellas, menestrales y pudientes, que esta es la hermandad emocionante que Soria sabe perpetuar a través de los siglos”.

Hablaba de la “alegría de Soria, que permaneció represada por espacio de un año…que hace un alto en el camino para abrillantar, con nuevas facetas, el fúlgido diamante de sus tradiciones”.

Utilizaba luego, para adornar su “discurso”, palabras tales como “emoción, sorpresa, joya románica, acogedora y hospitalaria, noble, grande, limpia, claridad del alba…”

E invitaba a los forasteros en estos términos: “Que vengan a Soria a vivir estos festejos de una belleza indescriptible, como actores y espectadores, y conservarlas con dignidad y con decoro”.

Hacía, a continuación, un puntual y certero repaso a cada uno de los cinco días sanjuaneros. Y se refería al “majestuoso espectáculo de La Saca”, de la “belleza incopiable del Viernes de Toros”, del “tipismo del Agés”, de la “espectacularidad del Domingo de Calderas, engalanada con el ropaje de la sublimidad”, de la procesión del Lunes de Bailas, “cortejo de amor a la Reina del Cielo” y de las “danzas a orillas del Duero”.

Concluía así: “Y, el pregón terminado, comenzad ya las fiestas dando a los aires jubilosos de nuestra tierra, lo que ha de constituir el santo y seña de estos felices días”.

¡¡¡VIVAN LAS FIESTAS DE SAN JUAN!!!

¡¡¡VIVA SORIA!!!"

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