Abejar luce La Barrosa, las fotos de un carnaval único

La Barrosa de Abejar volvió un año más a celebrarse este sábado en esta localidad donde se vive cada edición de esta fiesta carnavalesca como uno de sus días más importantes del año, al ser un ritual ancestral que destaca por su singularidad y que se ha convertido en seña de identidad de este pueblo de la comarca de Pinares.

Desde el Ayuntamiento se está preparando de nuevo la documentación para volver a solicitar que sea Fiesta de Interés Turístico Regional, algo por lo que Abejar lleva trabajando muchos años, aún sin conseguir este distintivo, “pero seguiremos argumentando que La Barrosa de Abejar tiene que tener esta declaración, por su importancia y porque es una celebración que cuenta con mucha historia”, explica Carolina Romero, alcaldesa de la localidad.

La mañana comenzó sobre las diez, con la preparación de los dos protagonistas, los barroseros, dos jóvenes del pueblo de 18 años que en esta ocasión fueron Sergio y Jorge Romero, -que comparten apellido pero sin vínculos familiares-, y que empezaron a prepararse con los nervios propios de este día, con el atuendo típico: trajes blancos con un cinturón o faja roja, sombrero y polainas de cuero negro.

En los barroseros recae la función de llevar La Barrosa por todas las calles del pueblo, pidiendo casa por casa un donativo y tomando pastas y moscatel. La Barrosa es un armazón de madera que simula a un toro y que se coloca en los hombros del barrosero. Está cubierto por una blanca sábana con cintas de colores y en su proa lleva dibujada la cara del toro y tiene unos cuernos auténticos. Este armazón es portado por uno de los dos barroseros y el segundo es el que lleva la cesta donde se meten los donativos, trabajo que se van intercambiando durante la mañana.

“Es preciosa”, señalaron muchos de los vecinos al paso de La Barrosa al ver la decoración de este año y que se ha realizado simulando la decoración que en su día llevó La Barrosa del padre de uno de los barroseros de este año. “Hemos querido tener ese gesto y ha gustado mucho a los vecinos. La verdad es que la preparación de La Barrosa lleva mucho trabajo detrás y uno no se da cuenta hasta que no le toca ser barrosero”, señalaron Jorge y Sergio.

El sonido típico de los cencerros de La Barrosa iba ayer anunciando su llegada a las casas, donde los vecinos le abrieron la puerta con verdadera emoción. El frío de la mañana, y la amenaza de lluvias, no impidieron que la tradición se gestase una edición más dejando que Sergio y Jorge consiguieran culminar la mañana para dar paso a una tarde y noche donde continuar el ritual.

Y es que por la noche aguarda el final del ritual en el salón del Ayuntamiento, donde se da muerte a La Barrosa. Después de que La Barrosa cometa sus ‘últimas tropelías’, se procede a la simulación de darle muerte con unos disparos de fogueo lanzados al aire en la calle, momento en el que los restos de La Barrosa son portados por todos los jóvenes que la llevan a hombros para entrar nuevamente en el salón y dar otras tres vueltas. Acto seguido, se bebe el vino como símbolo de la sangre de La Barrosa, y tras la ‘resurrección’ del animal, los barroseros bailan el tradicional pasodoble con sus madres. Una fiesta que continuará con baile de disfraces para poner el punto final a la jornada.