QUINTA ESQUINA / JAVIER AYLLÓN ORTEGA
«En los pueblos pequeños de la España vaciada estamos todos arrimando el hombro»
Al pie de la lucha contra el covid desde el minuto uno en Langa, donde aparecieron los primeros casos en el medio rural. Con impotencia a veces, alentador la mayoría, docto en su frente médico, ha lidiado con el virus con recetas y empuje, mucho empuje social... Este médico del centro de salud de San Esteban, acostumbrado a hacer de padre, hijo, hermano y más..., destaca la lucha conjunta para que al anciano no le faltara la compra ni al médico una bata blanca.
Pregunta.– Médico en uno de los pueblos donde se registraron los primeros positivos. ¿Qué sintió la primera vez que vio el bicho?
Respuesta.– Cuando vi al primer paciente que sospeché que podía tener la enfermedad me impresionó por ver que no era una enfermedad de países o urbes grandes, sino que estaba en nuestros pueblecitos también.
P.– Si no es terror, ¿qué hay que tenerle?
R.-Terror no. El terror nos paraliza e impide que tomemos medidas para abordarlo. Creo que sí hay que tener ciertas dosis de temor ante una enfermedad desconocida, pero el temor suficiente como para adoptar medidas que a todos nos tocan para intentar luchar contra él. Hay que estar confiados y esperanzados en que esto es una situación tensa pero que la vamos a superar seguro. Pero respeto sí, porque sabemos de sus consecuencias.
P.– ¿Lo dice porque es médico y lo tiene que decir o porque lo siente?
R.– Es que no nos queda otra. No podemos esconder la cabeza y a ver qué pasa, hay que aportar nuestro granito de arena cada uno.
P.– ¿Cómo se vive eso en el medio rural de Soria, en Langa, en San Esteban?
R.– El problema más específico de nuestra zona es que la población que atendemos es muy gente muy mayor, que vive sola o matrimonios muy mayores. La soledad con la que ellos, los mayores en el medio rural, tienen que afrontar esta situación lo hace más duro y más complicado. Sí es verdad que todo el mundo se vuelca en ayudar a la gente más desfavorecida. Se les acerca la comida, se les hace la compra, el farmacéutico les lleva los medicamentos, nosotros llamamos por teléfono continuamente por si tienen alguna necesidad. La verdad en nuestro ámbito creo que es la soledad y sobre todo afrontarla a estas edades.
P.– Pese a la cercanía del médico del pueblo, del vecino, del alcalde.
R.-Lo bueno que tiene la España vaciada o los pueblos más pequeños es precisamente eso, que el contacto es más personal entre todos. Nos conocemos todos desde hace años, nuestras inquietudes, los problemas personales, familiares… y estamos a una. Esa cercanía en los pueblos pequeños se mantiene. Aquí todos estamos arrimando el hombro.
P.– ¿A qué se parece ser médico rural?
R.– Se parece mucho a ser padre, hermano, hijo, el confesor, el confidente… Aquella persona que todos vamos a necesitar en algún momento, todo eso lo reúne el médico rural. Es la cercanía.
P.– ¿Nos salvara Dios, la ciencia o nosotros?
R.– Entre la ciencia y nosotros mismos. A partes iguales andará la solución. La ciencia tiene que luchar e investigar por encontrar tratamientos efectivos y vacunas que proporcionen una prevención eficaz y todos tenemos que luchar con las medidas de higiene y de alejamiento recomendadas.
P.– Quizá debería haber dicho los políticos…
R.– Los políticos tienen lo suyo. No es nada fácil abordar una situación como ésta, nueva para todos y con unas limitaciones en lo material, en lo personal. Pensábamos que lo teníamos todo bien atado, personal, material… y nos damos cuenta de que no hay todo lo que necesitamos. Y el papel del político que tiene que decidir qué, como y cuándo es un papel difícil.
P.– Habla de limitaciones… ¿También han usado bolsas de basura como batas en Langa?
R.– Hemos estado practicando para crear batas con bolsas para nosotros por si nos hacían falta. Pero la verdad es que la solidaridad dela gente ha sido espectacular, las empresas, gente a título particular, Ayuntamiento, corporación… han buscado batas para podernos proteger. Nos han buscado material por todos los sitios donde había y donde no había… De momento no hemos tenido que hacer uso de ellas.
P.-Langa sí fue uno de los pueblos más afectados. ¿Cómo se lo decía a los vecinos afectados?
R.– Sí que es verdad que los primeros casos surgieron en Langa. El problema era hacerles entender que no había otra solución que aliviar su fiebre y su malestar y que la única solución pasaba porque todos se quedaran en casa. Es lo que más nos costó hacer entender a la gente. Que no valía salir a comprar el pan ni nada… También alabar la labor de la Guardia Civil que se prestaron voluntarios para llevarles la comida, combustible, todo lo que ha hecho falta… todo para que se quedaran encasa.
P.– ¿Qué considera imprescindible, al margen de cuestiones materiales, en estos momentos?
R.– La concienciación de toda la población. La gente tiene que entender que solo venceremos esta epidemia si nos quedamos en casa, si adoptamos las medidas de higiene…
P.– ¿Y lo más prescindible de todo?
R.– Creo que de lo que hay que prescindir, seguro, es de los reproches, de las rencillas, de lo que han hecho mal, de lo no hecho… Vamos a arrimar el hombro todos y a tener una actitud positiva. Creo que sobran los reproches.
P.– Las peores consecuencias más allá de la muerte, el golpe social y la sangría económica.
R.– Creo que el temor colectivo. A todos nos va quedar un temor que ver que todo lo que nos ha costado tanto conseguir se puede esfumar en nada.
P.– ¿Qué urge repensar que no sea que hay que invertir más en sanidad o todavía más en investigación?
R.– lo bien que vivimos y valorarlo. Nos damos cuenta ahora que lo perdemos.
P.– Déjenos una reflexión como médico.
R.-mi reflexión sería transmitir a la gente que todos los sanitarios, médicos, enfermeras, auxiliares, celadores, todos, vamos a dejar todo por nuestra parte. Tenemos la formación y tenemos los medios y que la gente esté segura y convencida de que vamos a poner todo de nuestra parte para e intentar superar esta crisis.
P.– Ahora otra como ciudadano, Javier.
R.– Como ciudadano lo que pediría a todos es arrimar el hombro, poner todo de nuestra parte y tener una actitud positiva.