Heraldo-Diario de Soria

Entrevista. María Luz Rubio Hernández

«El mejor cardo de Ágreda que he comido en mi vida lo cocinó mi madre»

Es tiempo de cosecha en Ágreda. El frío del Moncayo espabila al personal y da la bienvenida a la ‘reina del invierno’. A ella nos acercamos de la mano de Mari Luz, que hace medio siglo llevó a Cataluña sus raíces moncaínas, hincadas de nuevo ahora donde corresponde. Prudente y mesurada, degustamos con ella un plato de cardos y en la sobremesa telefónica hablamos de la Venerable, también del que fue su trabajo, la docencia, y hasta del catalán.

Mari Luz.

Mari Luz.HDS

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P. Miembro de la Asociación de Mujeres del Moncayo, de la causa de la Venerable, cofrade, docente jubilada. Empecemos por lo más rico. ¿Cuándo ha comido usted los mejores cardos de Ágreda y quién los cocinó?

R. El mejor cardo de Ágreda que he comido lo cocinó mi madre; mi abuela también pero sobre todo mi madre. Lo he comido desde pequeña, de siempre. Mi padre los cultivaba y eran extraordinarios, con una salsita y también en ensalada. Buenísimos.

P. ¿Y qué tiene su pueblo para que haya tan buenos cardos, oiga?

R. Es la tierra de Ágreda y la manera de cultivarlos. Estos cardos van creciendo y cuando viene el frío los tapan con la misma tierra de las huertas. Es el frío y la tierra. Cubrirlos es muy importante. Tengo 75 años y no he conocido otros cardos tan buenos.

P. ¿Qué le sabe a usted mejor, un plato de cardos o un torrezno?

R. Bueno... (Ríe). Los dos productos son extraordinarios, pero para mí el cardo rojo, desde luego. No tiene punto de comparación. Pero piensa que el torrezno es también de siempre y aquí los hacen muy buenos. A medida que te haces mayor no puedes comer todos los que quieres. Sin embargo, el cardo es una verdura que va bien para todo, la digestión, la circulación... Las dos cosas son muy tradicionales. Irá a gustos.

P. ¿Qué alma tiene un cardo rojo de Ágreda?

R. Tiene un alma sana y pura. Es el alma de los agricultores de aquí que se la traspasan al cardo. Es un producto de siempre que los agricultores cuidan con mimo. El que verdaderamente le gusta la huerta cultiva el cardo rojo con mimo. Y esto es muy importante.

P. ¿A qué huelen los que cocinan las mujeres del Moncayo?

R. Es un olor sano, del viento de aquí, de la calle, el propio de la planta. No tiene otro olor. Ahora, una vez cocinado si es con salsa, con harina y un poquito de ajo, pero sobre todo las nueces picadas, que le dan un olor especial.

P. ¿Cuántas recetas han logrado reunir, de cardos, digo?

R. Recetas hay muchas, lo que pasa es que en la Asociación de Mujeres llevamos estos últimos años que la que más hemos empleado ha sido la ensalada de cardo. No se conocía tanto y tiene un gusto especial, además de que se dice que tiene poderes de purificar la sangre. El cardo rojo tiene también algo importante: según se limpie y se trocee está mejor una vez que otra; depende también del cuidado que tienes cuando lo limpias. Es limpiarlo y lavarlo bien. Para la ensalada lo dejas con un poquito de agua y entonces se guisa. Los trozos que preparas son finos y se quedan todos guisados. Aliñarlo es como todo, un poquito de vinagre o limón y aceite. No necesita nada más.

P. ¿Qué lugar ocupa en la cocina soriana la reina del invierno?

R. Debería conocerse más, sobre todo en la provincia de Soria. Se ha extendido, pero me da la sensación de que en Aragón se le tiene más estima. Tengo un hermano que vive en Zaragoza y está en la Casa de Soria y ahí también fomentan esta verdura. En Aragón y en Navarra existe un cardo que es diferente el sabor, es más blanco, pero no tiene nada que ver con el cardo rojo.

Esta verdura es de invierno y tiene un tiempo. Los hortelanos aquí hacen botes de conserva, la guardan. Y ahora en empresas también. Yo he vivido 52 años fuera y de siempre he llevado cardo rojo a Barcelona. Como necesita ese mimo y esa forma de guisar, no estaba tan introducido.

P. ¿Para qué sirve una asociación de mujeres?

R. La Asociación de Mujeres aquí en Ágreda es estupenda. La comunicación, el contacto... El invierno es bastante largo y, de este modo, pueden reunirse, hablar, asistir a conferencias de distintos temas, vamos a alguna excursión a Soria o hacemos alguna visita a pueblos de Aragón, de Navarra. Normalmente de un día o máximo de una noche fuera.

P. Hablando de mujeres, ¿qué le pedirá a la Venerable, o sor María de Ágreda, cuando sea santa?

R. Cuando sea santa lo mismo que le pido ahora, que nos cuide y nos guíe. Ella para nosotros ya es santa, pero claro, no se le trata como tal. Para nosotros, en Ágreda, es lo mismo ahora que cuando sea santa, pero queremos que le sea reconocido. Allí a Roma fuimos un grupo de unas 60 personas a la audiencia con el Papa, que para ser un pueblo pequeño ya es. Consideramos que ha sido un poco olvidada y ahora que se está abriendo el caso sería importante que fuera santa para que fuera reconocida por todos los demás, aunque para nosotros ya lo sea.

P. ¿Está animada Roma, o el Papa, para hacerla santa?

R. El Papa no puede decirnos 'ya está hecho todo'. Pero creo que hay bastante movimiento. Con otros papas se había quedado más parado y ahora sí hemos visto que está más animado todo y podría surgir primero la beatificación, que es lo importante, y que siga en marcha. Como soy mayor, igual no lo veo, aunque ya he vivido este momento y lucharemos hasta el final. Y el obispo de Soria también parece que sí, sintiendo que el caso está por abrirse.

P. ¿Cómo es volver al pueblo de uno después de 52 años?

R. No hemos dejado de venir. Ahora estoy viuda y mi hija quiso volver aquí al fallecer su padre. Veníamos mucho porque mi familia era toda de Ágreda y la de mi marido, de Vozmediano y Matalebreras. La intención era siempre volver cuando fuéramos mayores, pero me extrañó que mi hija, con su pareja, decidiera venir a Ágreda porque el ambiente y la vida para los niños aquí son extraordinarios. Dijeron que querían venir a Ágreda y trabajar donde pudieran. Así que nos quedamos. Aunque soy de aquí me ha costado y me está costando mucho más que a mi hija, pero estoy muy contenta. 

Son muchos años fuera. Yo no sé vivir sin raíces. Mis raíces de Soria las llevé a Cataluña. Estuve en el mismo colegio 42 años. Primero estuve en Aragón y luego a Ascó, en Tarragona, y de allí a Sant Boi de Llobregat, en Barcelona. De allá no nos movimos.

P. ¿Todo en catalán?

R. No, no, no. En Cataluña ya sabemos como va la política. Hay gente que lo sufre bastante. Yo he estado en un colegio de los Salesianos y cuando llegue era todo en castellano; incluso mis amigas catalanas tuvieron que estudiar el catalán, como yo. Ha habido abusos, pero de muchas cosas allá no estaba de acuerdo con lo que decía la tele. No nos obligaban para nada. Aprendí el catalán por curiosidad y porque respeto y quiero entender a todo el mundo, pero a mí no me han obligado. Al contrario. 

La dificultad más grande empezó hace pocos años con el señor Puigdemont. Muy mal educado en el sentido de que se considera superior a los castellanos. Pero en los años que viví allí, estuve introducida en las asociaciones igual que pueda estar aquí. Sabía el catalán igual que el castellano, pero en casa hablamos castellano. Nunca tuve dificultades. Después, cuando oías la televisión fuera,  no se correspondía con lo que ocurría. Al ser escuela religiosa donde trabajaba también se hizo escuela catalana, pero no se obligó a nadie.

Yo he enseñado el catalán a niños, más bien a andaluces, también había castellanos, pero pocos y algunos de Soria. La empresa Norma fue a Sant Boi y había un barrio completo de castellanos.

P. Tengo mis dudas por algo leído recientemente. ¿A qué va un niño a la escuela, a ser feliz o a aprender?

R. Depende... Antes estaba de profesora. Ahora es cuando más estoy oyendo 'pásatelo bien, cariño'. Nunca he oído 'pon atención en todo'. Ahora es un tiempo difícil para la enseñanza, pero no por parte de los niños. Es cómo sube el niño desde casa. No hay unas líneas marcadas, creo que faltan algunos valores.

P. Más sobre docencia. ¿Se enseñaba más antes o ahora?

R. Por igual. (¿Y cuándo se aprendía más ?). Antes con menos recursos se aprendía más. Ahora hay muchas cosas y más recursos y, si hay atención, pueden aprender más que antes.

P. ¿Qué se dejó por enseñar cuando enseñaba?

R. Seguro que muchísimas cosas. Pero en aquel momento, hice todo lo que podía.

P. ¿Qué olvidó de su pueblo cuando estuvo fuera?

R. Nada, no olvidé nada. Pero cuando volvía sufría porque no conocía tanto a la gente y tampoco te podías integrar así, viviendo fuera, porque ya te desligas. No olvidé nada de Ágreda. Añadí.

P. ¿De qué le cura a uno el Moncayo?

R. Te sana de todo. El aparato respiratorio y la mente clara. Es lo que me decían en Cataluña.

P. ¿Qué tiene Ágreda por ser rayana que no tengan otros pueblos de la provincia?

R. La comunicación con las localidades que tiene alrededor. Pero sobre todo estar al pie del Moncayo.

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