Heraldo-Diario de Soria

Gastronomía

Las mesas navideñas apuestan por la almendra

Este fruto seco inunda los platos y los postres durante estas fechas con sabrosas salsas y dulces como turrones y polvorones

Almendras.

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A escasos días de la celebración de la Navidad pero en plena campaña prenavideña ya hay un alimento que es protagonista en muchos de los dulces de estas fechas: turrones, polvorones, en salsas, adornando el tradicional roscón de Reyes o simplemente garrapiñadas, las almendras son un fruto seco imprescindible en las mesas estos días durante las celebraciones familiares que se avecinan.

En cuanto a sus características, tal y como indican desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN), la almendra «pertenece a la familia de las rosáceas. Se trata de un fruto de cáscara un tanto dura y quebradiza de color marrón-beige, cuya semilla es la parte comestible. Tiene forma de lágrima aplanada, y mide entre uno y dos centímetros de largo. Nace del almendro, un árbol que alcanza hasta 10 metros de altura, y cuyas flores pueden ser de color blanco, rosado o blanco rosáceo».

Además, indican en el mismo organismo, «dependiendo de las variedades, que pueden ser dulces o amargas, su sabor varía desde el suave lechoso hasta el amargo seco. Las almendras dulces, a diferencia de las amargas, son las que se consumen como fruto seco y comprenden dos variedades, de cáscara blanda y de cáscara dura». En cambio, «todas las almendras amargas tienen cáscara dura». Aparentemente «no se diferencian unas de otras, salvo en su tamaño, que es ligeramente mayor en las almendras dulces». Sin embargo, «sí existe una clara diferencia en su sabor, ya que las almendras amargas, como su propio nombre indica, presentan un fuerte sabor amargo».

En lo que se refiere a su estacionalidad, «se pueden encontrar almendras en el mercado durante todo el año, ya sean empaquetadas, enlatadas, con cáscara, peladas, crudas y/o tostadas».

Respecto a su valoración nutricional, destacan desde la Fundación, «la almendra dulce presenta un alto contenido en grasas -sobre todo monoinsaturadas-, fuente de proteínas vegetales, y en menor medida, aporta hidratos de carbono. Su valor calórico es bastante elevado debido a su alto aporte de grasas y a la escasa cantidad de agua que presentan. El contenido en fibra de la almendra destaca sobre el resto de los frutos secos».

Además, «entre los minerales es fuente de calcio, hierro, zinc, potasio, magnesio y fósforo. Una ración de 25 gramos de almendras sin cáscara aporta el 18% de las ingestas diarias recomendadas de fósforo para la población de estudio». En cuanto a las vitaminas, «la almendra es fuente de vitamina E, riboflavina, tiamina, niacina y folatos. Una ración de 25 gramos de almendras sin cáscara aporta el 42% de las ingestas diarias recomendadas de vitamina E».

El origen del cultivo de la almendra se localiza en Asia, en una zona bastante amplia de Oriente Próximo, desde el mar Egeo hasta la meseta de Pamir, comprendiendo Mesopotamia, Irán, Turkestán y Kurdistán.

Junto con las nueces, los pistachos y los anacardos, el fruto del almendro se sitúa en el ranking de los 10 alimentos vegetales más ricos en proteínas (20 gramos por cada 100 gramos de producto), siendo un fruto esencial para el correcto funcionamiento de nuestras células, especialmente para quienes siguen una dieta vegetariana y buscan alternativas proteicas a la carne animal.

En la cocina

Más allá de tomarse en crudo, como un snack o a la hora del aperitivo acompañando otros alimentos, las almendras dulces nos deleitan con su sabor en infinidad de recetas dulces y saladas.

Sin olvidar, por supuesto, el dulce por excelencia de las navidades, el turrón de almendra duro o turrón de Alicante, elaborado con la variedad Marcona. Tampoco puede faltar el turrón blando de Jijona, localidad alicantina donde se elaboran uno de los turrones más famosos de toda España. ¿Y qué sería de la navidad sin los polvorones o los mazapanes? Estas dos elaboraciones también llevan almendras como uno de sus ingredientes estrella. Tampoco puede faltar en la tarta más célebre de Galicia, la tradicional tarta de Santiago que se elabora a base de almendra molida, azúcar, huevos y ralladura de limón.

Junto con el ajoblanco, la parte salada de nuestra gastronomía también da protagonismo a este fruto seco en recetas tan tradicionales como el cardo con almendras muy consumido en el norte de España, o el pollo con salsa de almendras. Con la almendra también se elaboran recetas tan famosas y ricas como el ajoblanco, ideal para tomar en verano y otras tan refrescantes como la horchata de almendra. También postres tradicionales como la pantxineta, uno de los más demandados en las pastelerías de San Sebastián y del País Vasco o el gató de almendras, una receta típica de Mallorca y que, además, se sirve tradicionalmente acompañado con un helado de este mismo fruto seco. El abanico es tremendamente amplio.

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