Ni el Burgo, ni Medinaceli: la única Fiesta de Interés Turístico Nacional de Soria está en un pueblo mágico, que festeja San Juan por todo lo alto y cruza el fuego sin quemarse
La noche de San Juan convierte a este municipio del norte de Soria en un poderoso reclamo turístico por una singular tradición que se pierde en el tiempo

Ascuas de roble dispuestas para el Paso del Fuego en una imagen de archivo.
Atractivos naturales que dejan con la boca abierta y un ingente patrimonio histórico y cultural presentan la provincia de Soria como un potente foco turístico, con numerosas fiestas y actos que gozan de reconocimiento de interés turístico. Pueblos de Soria como Almazán, Ágreda, El Burgo de Osma y Vinuesa gozan de reconocimiento para festejos.
Actos como la pinariega Pinochada; la adnamantina Bajada de Jesús o la Semana Santa burgense y agredeña cuentan con este tipo de distinción y son algunas de las Fiestas de Interés Turístico Regional que hay en la provincia.
Sin embargo, Soria solo cuenta con una Fiesta de Interés Turístico Nacional, que data de hace casi medio siglo. Es en 1980 cuando se concede este gran reconocimiento al Paso del Fuego y Fiestas de las Móndidas de San Pedro Manrique, del que este año se cumplen 45 años.
El reconocimiento nacional parte de altas instancias. Lo concede el Ministerio de Industria y Turismo en base a determinados criterios. Así, tiene en cuenta su antigüedad, la continuidad de la fiesta en el tiempo, su arraigo, así como la participación ciudadana, la originalidad y también los diversos actos y acciones promocionales para su difusión.
La fiesta está ligada al solsticio de verano y a San Juan, cuando este municipio de las Tierras Altas de Soria, en el norte de la provincia, revive su rito más tradicional y mágico, que es el Paso del Fuego en la noche más corta del año, la de San Juan, el 24 de junio.
Extraordinario y sobrecogedor, a la par que singular, el Paso del Fuego sampedrano atrae a miles de visitantes para presenciar cómo vecinos e hijos del pueblos cruzan descalzos una brillante alfombra de ascuas. Ocho, nueve, diez... pasos firmes los que dan hombres y mujeres de San Pedro Manrique atravesando los rescoldos en el anfiteatro de la ermita de la Virgen de la Peña. Se trata de un festejo ancestral cuyo origen se pierde en el tiempo, para el cual se utilizan unos 2.000 kilos de madera de roble.
La alfombra se prepara de forma meticulosa durante horas previas en la tarde del 23 de junio, hasta que a las 00.00 horas comienza el desfile de los pasadores, todos ellos de blanco y con una faja roja, solos o llevando a cuestas.
El reconocimiento de Fiesta de Interés Turístico alcanza también a las móndidas de San Pedro Manrique, partícipes del ceremonial del Paso. Son tres jóvenes que simbolizan a las diosas del fuego en la mitología celta.
"Las Móndidas, mujeres con cestaño y arbujuelo, vestidas de blanco, que según algunos representan a las antiquísimas sacerdotisas de las tribus celtibéricas, desfilan en procesión, ofreciendo la principal de ellas el primer arbujuelo al sacerdote", tal y como recoge el portal oficial de de Turismo de España.
Una visita a San Pedro Manrique debe incluir la iglesia de San Martín de Tours, que conserva un excelente estilo gótico, con un retablo del altar mayor, del siglo XVIII; y el Castillo, Bien de Interés Cultural. También una vuelta por los alrededores del municipio, donde hay pueblecitos teñidos de historia y encanto, como Magaña, Yanguas y Oncala.
Otro de los imprescindibles es la Ruta de las Icnitas, con un atractivo parque exterior en torno a las huellas de dinosaurios y antiguos reptiles, un área tematizada de la que puede encontrarse información en cualquier oficina de turismo de la zona y también al aire libre.